Hace calor. El sudor me moja todo el cuerpo. Vuelvo a pasarme la muñequera sucia por la frente intentando evitar que las gotas nublen mi visión. Estoy asustado. Desde detrás de esta caja en la oscuridad lamo mis heridas. Sangro un poco en el brazo. ¿Qué era eso? ¿De dónde vino? El ruido ensordecedor de esta fábrica nubla mis sentidos. En una situación normal hubiera podido detectarlo, pero aquí el ruido suena más fuete que antes. Aviso a Rodol con un mensaje por el comunicador: “Estoy herido y perdido ¿Dónde estás tú?”. No he sabido de él nada durante la última media hora, desde que salimos del edificio. ¿Cómo ha pasado esto? ¿Cómo hemos llegado a esta situación? Me aferro al cuchillo como si fuera mi última esperanza. Nunca he sido una persona violenta. Odio la violencia y a los violentos. Sin embargo, aquí me encuentro. Atrapado en la oscuridad y aferrando un cuchillo como si no hubiera nada más en el mundo que pudiera salvarme. Otra vez ese ruido. Sin respuesta de Rodol. ¡Joder, si a mí lo que me gusta es programar, ¿por qué estoy metido en esto?!
Los segundos parecen minutos, los minutos parecen horas. He de salir de aquí, el tiempo se acaba. Me asomo a ver si hay alguien. Sigo herido, mis movimientos son más lentos. Nadie. Solo el ruido, que golpea sin cesar en mi cerebro. He de salir de aquí, es de lo único de que estoy seguro. Cuando salga, mataré a Rodol. Le atraparé y le mataré por haberme metido en esto. Avanzo despacio, intentando no hacer ruido ni ser visto. Miro a la izquierda, miro a la derecha. Una puerta cerrada al frente. ¿Será esa la salida?
De repente recibo un mensaje de Rodol: “Estoy bien, ven al laboratorio, creo que es por aquí.” ¿Al laboratorio? ¿Hay un laboratorio? ¿Cómo voy a ir a una cosa que no sé ni que existe? El corazón me late a tres mil. El recibir el mensaje de Rodol me ha hecho darme cuenta de que estoy solo. ¿Cómo me dejé engañar para entrar aquí? No importa. Hay que salir. Abre la puerta. Sin miedo. Ábrela. Estoy asustado, sé que puede encontrarse el final de mi vida tras esa puerta. Me acerco a ella. El corazón se me sale por la boca. Me acerco a la puerta. Bum-bum, bum-bum, bum-bum. Oigo mi corazón en las sienes. El sudor. Solo tengo un cuchillo. Me acerco más a la puerta. Despacio. Mi cuerpo está en tensión. Oigo algo al otro lado. No tengas miedo Chema, ¡joder!. Acércate. Abre la puta puerta. Avanzo. ¡Joder, hay algo, seguro, al otro lado! Echo el cuchillo para adelante. Probándolo en el aire. Hace calor. Abro la puerta.
Los ruidos se disparan. No veo nada, pero oigo gritos. Gritos y disparos. No estoy solo. Entro en la habitación, buscando un rincón seguro donde agazaparme sin ser visto. Pero de repente… se abalanza sobre mí. Joder. Corre Chema. Dale con el cuchillo. Es un monstruo con brazos mecánicos. Y yo solo con el cuchillo, si al menos tuviera un railgun…
[clic] Se enciende la luz de la habitación. Giro la cabeza y me quito los cascos. Mi madre.
“Josemari, cariño, ya llevas casi dos horas jugando con Rodol por el teléfono. Va a costar mucho dinero y es muy tarde… ¿por qué no cortáis ya?”
“Es que aún no he llegado al laboratorio, y dice Rodol que es por allí, y…”
“Hijo, mañana hay que ir a clase, no puedes pasarte tanto tiempo jugando. Anda, dile a Rodol que mañana jugáis más”.
“Vale, ya corto”.
Abro el chat:
“¿Rodol? Tengo que cortar el RRAS, mi madre me manda a acostar, ya es tarde, ¿ok?”
“OK. Mañana seguimos, que yo tengo examen y nos vamos a gastar una pasta.”
Uff. Casi me siento aliviado de salir de la partida. Yo no estoy hecho para este tipo de juegos. Este Quake II va a acabar conmigo, y más si echamos la partida en red con el servicio este del RAS en Windows NT, yo creo pierdo años de vida cada vez que juego a esto…
Saludos Malignos!
Los segundos parecen minutos, los minutos parecen horas. He de salir de aquí, el tiempo se acaba. Me asomo a ver si hay alguien. Sigo herido, mis movimientos son más lentos. Nadie. Solo el ruido, que golpea sin cesar en mi cerebro. He de salir de aquí, es de lo único de que estoy seguro. Cuando salga, mataré a Rodol. Le atraparé y le mataré por haberme metido en esto. Avanzo despacio, intentando no hacer ruido ni ser visto. Miro a la izquierda, miro a la derecha. Una puerta cerrada al frente. ¿Será esa la salida?
De repente recibo un mensaje de Rodol: “Estoy bien, ven al laboratorio, creo que es por aquí.” ¿Al laboratorio? ¿Hay un laboratorio? ¿Cómo voy a ir a una cosa que no sé ni que existe? El corazón me late a tres mil. El recibir el mensaje de Rodol me ha hecho darme cuenta de que estoy solo. ¿Cómo me dejé engañar para entrar aquí? No importa. Hay que salir. Abre la puerta. Sin miedo. Ábrela. Estoy asustado, sé que puede encontrarse el final de mi vida tras esa puerta. Me acerco a ella. El corazón se me sale por la boca. Me acerco a la puerta. Bum-bum, bum-bum, bum-bum. Oigo mi corazón en las sienes. El sudor. Solo tengo un cuchillo. Me acerco más a la puerta. Despacio. Mi cuerpo está en tensión. Oigo algo al otro lado. No tengas miedo Chema, ¡joder!. Acércate. Abre la puta puerta. Avanzo. ¡Joder, hay algo, seguro, al otro lado! Echo el cuchillo para adelante. Probándolo en el aire. Hace calor. Abro la puerta.
Los ruidos se disparan. No veo nada, pero oigo gritos. Gritos y disparos. No estoy solo. Entro en la habitación, buscando un rincón seguro donde agazaparme sin ser visto. Pero de repente… se abalanza sobre mí. Joder. Corre Chema. Dale con el cuchillo. Es un monstruo con brazos mecánicos. Y yo solo con el cuchillo, si al menos tuviera un railgun…
[clic] Se enciende la luz de la habitación. Giro la cabeza y me quito los cascos. Mi madre.
“Josemari, cariño, ya llevas casi dos horas jugando con Rodol por el teléfono. Va a costar mucho dinero y es muy tarde… ¿por qué no cortáis ya?”
“Es que aún no he llegado al laboratorio, y dice Rodol que es por allí, y…”
“Hijo, mañana hay que ir a clase, no puedes pasarte tanto tiempo jugando. Anda, dile a Rodol que mañana jugáis más”.
“Vale, ya corto”.
Abro el chat:
“¿Rodol? Tengo que cortar el RRAS, mi madre me manda a acostar, ya es tarde, ¿ok?”
“OK. Mañana seguimos, que yo tengo examen y nos vamos a gastar una pasta.”
Uff. Casi me siento aliviado de salir de la partida. Yo no estoy hecho para este tipo de juegos. Este Quake II va a acabar conmigo, y más si echamos la partida en red con el servicio este del RAS en Windows NT, yo creo pierdo años de vida cada vez que juego a esto…
Saludos Malignos!
Jajjaaja que buen escrito chema, saca un libro, saludos
ResponderEliminarHola Chema , eres haker ? necesito que alguien me ayude.Un saludo
ResponderEliminarUna buena historia, me gusto mucho :)
ResponderEliminarQué buenos tiempos!
ResponderEliminarRecuerdo como pagué cada peseta los 800MB de la FreeBSD 6,2 a 56KB sin tarifa plana.
Me he sentido completamente identificado, si señor.
ResponderEliminarChema, no vuelvas a picar... no ayudes a alguien que pregunta por un hacker.
ResponderEliminarJaajaajajajajajaja como siempre sorprendiendonos =)
ResponderEliminarYo para aquellas epocas vivia en los cybers... Que cambio desde entonces, no teniamos tarifas planas, ni conexiones de alta velocidad, pro lo que nos ibamos a los cybercafes a jugar al Quake I, o II, al CSS 1.1 beta jajajajajaja. Ahora todo el mundo tiene unas maquinas del horror, unas conexiones bestiales, y para que vas a ir al cyber? En ksa se esta mejor... Es que ahora los cybers ya solo viven de chats, conferencias a larga distancia, y... y...??
Como ha cambiado desde esos modems de 33,4K...
Josemari, digo... marijose por aki no se ofertan hackers... creo =)
Q.