Su "excelencia" el embajador de la EUI-UPM

La verdad es que al principio pensé que era una broma, ya que me sorprendía mucho que pudiera ser así, pero al final resultó ser todo muy bonito. Don Jesús García, Director de la Escuela Universitaria de Informática de la Universidad Politécnica de Madrid, que es donde yo estudié, se puso en contacto conmigo para informarme de que me querían proponer como Embajador, un título honorifico que me entregarían por mi carrera profesional, y que aprobarían en la junta de escuela.

Me confirmaron que así había sido, y el pasado viernes estuve en el acto de graduación de los nuevos egresados de las titulaciones que allí se estudian, donde participé en la entrega de diplomas, de menciones honoríficas a los mejores estudiantes, a los profesores, a la madrina de honor de la promoción, y a los profesores jubilados. 

El acto estuvo presidido por el Rector Magnifico de la Universidad Politécnica, Don Carlos Conde Lázaro, y acompañamos allí, el Director de la Escuela, el gran Jorge Ramió, y yo entre otros. Por supuesto, yo no llevé ni computadora ni traje, con lo que en un determinado instante me dije para mis adentros: "Parece que esto es más institucional de lo que yo había pensado en un principio..."

La cosa se complicó un poco cuando me entregaron un documento con el protocolo del acto y vi que:

1) todos los miembros que hablaban llevaban un discurso en el que saludaban a todos los miembros de la mesa con los correspondientes títulos,
2) que yo no había llevado ningún discurso listo.

Como precaución, decidí "suplicar" por un bolígrafo, con el que pude tomar unas notas escritas en una de las servilletas que acompañaban las botellas de agua que nos habían aprovisionado en cada uno de nuestros sitios, para improvisar un discurso. Por suerte, me había llevado las notas de cuando estudié allí, y podía armar alguna charla.... Y llegó mi turno.

Figura 1: Momento de dar el discurso de la servilleta

Por supuesto, no fui capaz de enterarme de cuál debería haber sido el saludo protocolario adecuado para el Rector Magnífico y el resto de los miembros de la mesa de honor, así que opté por ser sincero y pedir disculpas al presidente del acto - que sé sabrá perdonarme en su grandeza -, para lo que enseñé el boli que me había apañado y la servilleta con las notas.

Después, me dediqué a confesar mis notas, pues minutos antes acabábamos de escuchar al estudiante con mejor expediente de la promoción, y yo... pues yo tenía un 5.7 en Estadística - en tercera convocatoria si la memoria no me falla -, tampoco es que anduviera muy ducho en Bases de datos, Lengua Inglesa... o Seguridad Informática - que esta asignatura ni la cursé porque era de libre elección y yo no la seleccioné.

Al final, lo único que sí que he hecho siempre ha sido trabajar mucho y ser constante y, como les dije a todos ellos, de la Escuela Universitaria de Informática de la Universidad Politécnica de Madrid no sólo me llevé un expediente académico, sino un montón de cosas, como el algoritmo de Melkman, la marcha de Jarvis y.. sí, también la Estadística. Me llevé una cabeza llena de ideas que asentar con el tiempo, de conocimientos que practicar, y esquemas que desarrollar.

Al final, lo mejor de todo fue ver a mis profesores, esos que me daban clase, que me ponían prácticas , que me hacían ir a los laboratorios por la tarde y que me exigían esfuerzo, estar conmigo allí. Riéndose de mis notas, y dándome la enhorabuena. Llamadme sentimental... pero me sentí bien, y por eso se lo agradezco, y se lo agradeceré siempre. Prometo bombones siempre en mi residencia para honrar esta distinción. Gracias.

Saludos Malignos!