Abro un ojo en una habitación de hotel de alguna ciudad de España. ¿Qué habré estado soñando? ¿Qué hora será? Aún no ha sonado el despertador. Palpo a oscuras la mesilla y busco el teléfono para mirar la hora. Marca las 6:53 de la mañana. Otra vez me desperté antes de que tocara. Me ha pasado tantas veces que ya no sé ni para que lo pongo. Supongo que lo hago por no olvidarme de hacer las gracias a los amigos que tienen Siri activado. Sonrío con maldad como último gesto de relajación.
¡Mierda! Tengo que volar en 2 horas y no he impreso aún la tarjeta de embarque. Tendré que pedir ayuda en la recepción del hotel. No creo que haya problemas, tengo el documento en formato PDF en el correo electrónico. Se lo enviaré a la persona que esté en recepción para que me lo imprima y listo. Me aseó con celeridad, y tomo una ducha rápida. Empaqueto como un rayo todas las cosas que había sistemáticamente desparramado por la habitación y me llevo la pasta de dientes del kit de aseo. Seguro que me vendrá bien en algún viaje futuro.
Voy justo, pero llegaré al vuelo. Solo necesito que me impriman la tarjeta de embarque para no pasar por mostradores y me dará tiempo a subir al avión. Es una jodienda que esta compañía no acepte las tarjetas de embarque en formato digital. Bajo al lobby del hotel saltando los peldaños de las escaleras de tres en tres y me encuentro a una recepcionista distinta a la que me atendió por la noche. Es guapa, pienso.
Vengo a hacer el check-out de la habitación 666. Todo en orden señor Alonso. ¿Quiere que le pidamos un taxi? Sí, por favor, que voy con la hora justa para llegar al embarque. También necesitaría imprimir la tarjeta de embarque, que si no voy a perder el vuelo. Sonrío. ¿Te la envío por e-mail? De repente, pasa.
Lo siento señor Alonso, pero no puedo ayudarle a imprimir ningún documento ya que por motivos de seguridad tenemos terminantemente prohibido aceptar comunicaciones de electrónicas de nadie.
¿Cómo?
Sí señor, es por seguridad. Un documento infectado con algún tipo de malware proveniente de un cliente podría poner en riesgo la seguridad del sistema y afectar a la privacidad de los datos que almacenamos en él. Lo siento, está totalmente prohibido.
¿Y si te doy el documento en un pendrive?
Tampoco señor Alonso, por motivos de seguridad todos los dispositivos USB que utilizamos en este hotel están autorizados en el servidor central, cifrados y protegidos por PIN. Aunque lo conectáramos no funcionaría.
¿Y si me das un pendrive tuyo, lo pinchamos en mi equipo y te lo paso?
Lo siento señor Alonso, por motivos de seguridad no podemos dejar nuestro pendrive a ningún extraño y tampoco poner nuestras passwords en equipos que no sean de la organización. Nuestros pendrives son copias de seguridad de nuestros documentos pero nada más.
¡Nooooooooo! Oscuridad. Silencio.
Abro un ojo en una habitación de hotel de alguna ciudad de España. No recuerdo el sueño, pero tengo cierta desazón. No debió ser tranquilo. ¿Qué hora es? Vaya, otra vez arriba antes de que sonara el despertador. Ya no sé ni para que lo pongo. Supongo que es solo para no olvidarme de hacerle las gracias a los amigos que tienen Siri activado en sus teléfonos iPhone. ¡Mierda, tengo que imprimir la tarjeta de embarque! Será mejor que me de prisa para tener tiempo en recepción para que la impriman. Me aseo con celeridad, robo la pasta de dientes del kit de aseo, empaqueto como un rayo todo lo que había desperdigado por la habitación como hago sistemáticamente y bajo las escaleras con agilidad.
La recepcionista es distinta a la de la noche anterior. Es guapa, pienso. Vengo a hacer el check-out de la habitación 666. Todo en orden señor Alonso. ¿Quiere que le pidamos un taxi? Sí, por favor, que voy con la hora justa para llegar al vuelo. También necesitaría imprimir la tarjeta de embarque, que si no voy a perder el avión. ¿Te la envío por e-mail?
Claro, pero si quiere me la pasa en un pendrive, aquí el correo electrónico va bastante mal. Lo mejor será que pruebe a enviármelo a mi correo personal que va más rápido, me conecto desde aquí mismo a mi cuenta y se la imprimo.
Sonrío. Me da su cuenta personal de un servicio gratuito de Internet. El alias de la cuenta tiene tela, pero evito reírme en ese momento de manera visible. Ella se pone un poco colorada cuando se da cuenta que el alias de correo dice más de ella de lo que imaginó en un principio. Busco el correo con la tarjeta de embarque y cuando lo tengo listo estoy tentado de enviarle un PDF especial con un exploit que tengo yo por ahí que devuelve un Shell a una dirección no-IP. Sonrío internamente. Descarto la idea maligna. Envío el mensaje con la tarjeta de embarque a su cuenta de correo y veo como entra en su buzón personal donde tiene de todo. Hace doble clic en el PDF con destreza y le da a imprimir.
Aquí tiene señor Alonso. Mire, además ha llegado ya su taxi. Que tenga un buen día señor Alonso.
Cargo la mochila al hombro. La miro y respondo con cierta maldad y una sonrisa maligna “Tú también, Vampira 23”. Se sonroja. Me abren la puerta del hotel y subo al taxi donde el conductor tenía la puerta abierta esperándome. “Al aeropuerto, por favor”.
Saludos Malignos!
¡Mierda! Tengo que volar en 2 horas y no he impreso aún la tarjeta de embarque. Tendré que pedir ayuda en la recepción del hotel. No creo que haya problemas, tengo el documento en formato PDF en el correo electrónico. Se lo enviaré a la persona que esté en recepción para que me lo imprima y listo. Me aseó con celeridad, y tomo una ducha rápida. Empaqueto como un rayo todas las cosas que había sistemáticamente desparramado por la habitación y me llevo la pasta de dientes del kit de aseo. Seguro que me vendrá bien en algún viaje futuro.
Voy justo, pero llegaré al vuelo. Solo necesito que me impriman la tarjeta de embarque para no pasar por mostradores y me dará tiempo a subir al avión. Es una jodienda que esta compañía no acepte las tarjetas de embarque en formato digital. Bajo al lobby del hotel saltando los peldaños de las escaleras de tres en tres y me encuentro a una recepcionista distinta a la que me atendió por la noche. Es guapa, pienso.
Vengo a hacer el check-out de la habitación 666. Todo en orden señor Alonso. ¿Quiere que le pidamos un taxi? Sí, por favor, que voy con la hora justa para llegar al embarque. También necesitaría imprimir la tarjeta de embarque, que si no voy a perder el vuelo. Sonrío. ¿Te la envío por e-mail? De repente, pasa.
Lo siento señor Alonso, pero no puedo ayudarle a imprimir ningún documento ya que por motivos de seguridad tenemos terminantemente prohibido aceptar comunicaciones de electrónicas de nadie.
¿Cómo?
Sí señor, es por seguridad. Un documento infectado con algún tipo de malware proveniente de un cliente podría poner en riesgo la seguridad del sistema y afectar a la privacidad de los datos que almacenamos en él. Lo siento, está totalmente prohibido.
¿Y si te doy el documento en un pendrive?
Tampoco señor Alonso, por motivos de seguridad todos los dispositivos USB que utilizamos en este hotel están autorizados en el servidor central, cifrados y protegidos por PIN. Aunque lo conectáramos no funcionaría.
¿Y si me das un pendrive tuyo, lo pinchamos en mi equipo y te lo paso?
Lo siento señor Alonso, por motivos de seguridad no podemos dejar nuestro pendrive a ningún extraño y tampoco poner nuestras passwords en equipos que no sean de la organización. Nuestros pendrives son copias de seguridad de nuestros documentos pero nada más.
¡Nooooooooo! Oscuridad. Silencio.
Abro un ojo en una habitación de hotel de alguna ciudad de España. No recuerdo el sueño, pero tengo cierta desazón. No debió ser tranquilo. ¿Qué hora es? Vaya, otra vez arriba antes de que sonara el despertador. Ya no sé ni para que lo pongo. Supongo que es solo para no olvidarme de hacerle las gracias a los amigos que tienen Siri activado en sus teléfonos iPhone. ¡Mierda, tengo que imprimir la tarjeta de embarque! Será mejor que me de prisa para tener tiempo en recepción para que la impriman. Me aseo con celeridad, robo la pasta de dientes del kit de aseo, empaqueto como un rayo todo lo que había desperdigado por la habitación como hago sistemáticamente y bajo las escaleras con agilidad.
La recepcionista es distinta a la de la noche anterior. Es guapa, pienso. Vengo a hacer el check-out de la habitación 666. Todo en orden señor Alonso. ¿Quiere que le pidamos un taxi? Sí, por favor, que voy con la hora justa para llegar al vuelo. También necesitaría imprimir la tarjeta de embarque, que si no voy a perder el avión. ¿Te la envío por e-mail?
Claro, pero si quiere me la pasa en un pendrive, aquí el correo electrónico va bastante mal. Lo mejor será que pruebe a enviármelo a mi correo personal que va más rápido, me conecto desde aquí mismo a mi cuenta y se la imprimo.
Sonrío. Me da su cuenta personal de un servicio gratuito de Internet. El alias de la cuenta tiene tela, pero evito reírme en ese momento de manera visible. Ella se pone un poco colorada cuando se da cuenta que el alias de correo dice más de ella de lo que imaginó en un principio. Busco el correo con la tarjeta de embarque y cuando lo tengo listo estoy tentado de enviarle un PDF especial con un exploit que tengo yo por ahí que devuelve un Shell a una dirección no-IP. Sonrío internamente. Descarto la idea maligna. Envío el mensaje con la tarjeta de embarque a su cuenta de correo y veo como entra en su buzón personal donde tiene de todo. Hace doble clic en el PDF con destreza y le da a imprimir.
Aquí tiene señor Alonso. Mire, además ha llegado ya su taxi. Que tenga un buen día señor Alonso.
Cargo la mochila al hombro. La miro y respondo con cierta maldad y una sonrisa maligna “Tú también, Vampira 23”. Se sonroja. Me abren la puerta del hotel y subo al taxi donde el conductor tenía la puerta abierta esperándome. “Al aeropuerto, por favor”.
Saludos Malignos!
Excelente historia.
ResponderEliminarjajaja buenisimo!!!
ResponderEliminarIdea maligna jajaja
ResponderEliminarGrande Chema!
Saludos.
Muy bueno Chema, cualquier parecido a la realidad es pura coincidencia.
ResponderEliminarSaludos!
jajaja...los universos paralelos existen... muy buen relato
ResponderEliminarBuena historia :)
ResponderEliminarEra guapa, pienso.
Además de dibujante, ¿ahora te estás metiendo a contador de historias? El caso es que no lo haces nada mal, esta me ha gustado bastante...
ResponderEliminarTrue history xDDDDDDDDDDDDD Y no te imaginas en cuantos organismos " " he visto hacer eso sin ningún miedito jejejjejejejje
ResponderEliminarDivertida, interesante y muy bien contada.
ResponderEliminarUn saludo.
Simplemente Magnífica. Historia redonda y bien contada.
ResponderEliminarPero hay algo que no me cuadra. Si te despiertas antes de la alarma y ya vas tarde al aeropuerto, con que margen de tiempo pones el despertador? 5 minutos antes de la hora del embarque?
Propicios Días!
Simplemente genial...
ResponderEliminarUna vez viajé con tarjeta de embarque digital, lo que me permitió pasar tranquilamente por todos lados sin q me pidieran documentación ninguna.
ResponderEliminarY si alguien me hubiera troyanizado la tarjeta?
Jajajaja muy buena la historia señor!! :D simplemente genial! :D
ResponderEliminarUn abrazo grande!
Ya solo nos queda el productor ¿Cuando hacemos la película?
ResponderEliminarSueño de Resines en estado puro jejeje
ResponderEliminarBuenísimo Chema! :D
ResponderEliminarJjajajajajaaja! Que maestro por dios! jajajajaja
ResponderEliminarEs horroroso depender de estas situaciones.
ResponderEliminarPor eso, yo siempre imprimo mi pase de abordaje un dia antes si me es posible... Y si la aerolinea cuenta con servicio desde Smartphone, mejor... Pero eso no siempre es posible.
Espectacular Chema, pero como los demas, sigo pensando en que tan guapa era ;)
ResponderEliminarnice page low loading but still open
ResponderEliminarnice reading this site
ResponderEliminarMis contratulations!!!!!
ResponderEliminarahora te estás metiendo a contador de historias? El caso es que no lo haces nada mal, esta me ha gustado bastante..
ResponderEliminar