Hoy mis viejas zapatillas rojas pisan ya el suelo de Madrid. Necesito pedir otras por Amazon para dentro de nada. El cielo está como siempre. Ahí. Donde debe. Sobre los edificios de Madrid Me he parado en la calle escuchando música apartado de la gente durante un par de minutos para contemplar el cielo. Para ver el horizonte. Para cerrar los ojos y sentir el olor tan característico que tiene cada ciudad. El que tiene esta ciudad. El olor, no necesariamente dulce, que tiene Madrid. Se me ha escapado una sonrisa mientras lo sentía. Es Madrid. Estoy de vuelta en casa.
Si vienes a Madrid ya eres de Madrid. Siempre se lo digo a los amigos que me quieran escuchar en cualquier bar del mundo. En esta ciudad, donde todos somos inmigrantes de ningún sitio, siempre hay un hueco para ti. Y para mí. Seas gato o ratón. Seas vikingo o indio. Te guste la vida de la Gran Vía o las mañanas de Retiro o las tardes en la Casa de Campo. Madrid te acoge. Te abraza. Te transforma.
Hoy estoy en casa de vuelta. Como muchas veces antes. No debería ser diferente de otras. Pero lo es. Ha sido un verano completamente distinto en forma, fondo y significado a los últimos que he tenido. Han sido dos meses intensos en mi vida que se han comportado como un agujero de gusano. Como un túnel de tiempo en el que he entrado de una forma y he salido de otra. Entré con unas expectativas y salí sobrepasado en experiencias y en cambios internos. Y se cerró un ciclo con él.
Como en las navidades de 2015, donde necesité desconectar de todo el mundo durante un mes y medio para transformarme, este verano de 2017 ha tenido el mismo efecto. Mientras que en aquellas navidades necesité apartarme del mundo, saltar por las montañas, patinar por las calles, dar pedales, muchos pedales, esquiar o hacer patinaje sobre hielo, este verano he mezclado placer, trabajo, amigos, familia, diversión y aventura para dejar que los lugares y las gentes de los sitios con los que he ido colisionando por fuera durante estos viajes me cambiaran por dentro. Para que me hagan más viejo. Para que me pinten más canas y me dejan más cicatrices en la piel. Y para que no se me olvide, he decidido escribirlo. Puedes parar aquí y ahorrarte el artículo, es solo una experiencia personal.
Las Vegas. Una semana de Microsoftechies
Comienzo la historia de este viaje con la semana en Las Vegas participando en el evento Ready de Microsoft, que fue una oportunidad de disfrutar de tecnología, trabajos, y amigos, así como de re-descubrir a viejos compañeros de batallas una vez más. De ese viaje, además de tener la suerte de poder participar en tamaño espectáculo, las cenas y charlas con los compañeros fueron de diez.
De esa semana me llevo la mejor experiencia personal de amistad de todo este periodo. Y un momento especial, una cena de doce amigos en el Nove en la que nos reímos e hicimos bromas. Fue un momento de distensión con charlas variopintas que acabo por hacer de la noche un momento genial en la semana, muy por encima del concierto de Lenny Kravitz que pudimos ver, al menos para mí.
Me encanta esta foto con José Ángel, que además de ser uno de los jóvenes más brillantes de Microsoft en España, tiene un corazón de panecillo dulce – sin gluten -. De hecho, las bromas que les hicimos a amigos veganos y celiacos, terminó en un “Pues yo me como el chuletón más grande”. Una cosa llevo a la otra, y al final estoy organizando para este Septiembre una chuletonada con amigos que he denominado “50 Chuletones de Grey” en la que vamos a elegir al Master of Chuletones entre 50 amigos que vamos a comer-sobremesa-cenar. El grupo de WhatsApp que he creado es de lo más peculiar que puedes imaginar. Y así se escribe la historia….
Terminó el viaje en limusina después de habernos ido a comer con Kevin Mitnick al que iba a pedir que me organizara una cena muy especial. Kevin ha estado acompañándome estos dos meses de forma muy presente. En persona y en remoto. Ha sido un gran compañero durante todo el tiempo. El momentazo fue que mi amigo Fernando Guillot, que no se calla nunca, ese día tenía afonía y no pudo hablar durante la comida que tuvimos con Kevin. Fue gracioso verle sufrir al no poder meter baza.
Playa, Montaña y una visita a casa de Mickey Mouse
En un non-stop llegué a mí periodo vacacional – adornado de reuniones de trabajo en remoto, que tomarse asueto cuando no lo hace el jefe tiene esas cosas -. Allí, los castillos en la playa, los paseos en pedaló, las carreras por la calle, se adornaron con besistos y abrazitos al "tiburón papaete". La lectura, el descanso, la música y los cuentos del Dragón Matías llenaron los ratitos. Los momentos de tranquila soledad, aproveché para hacer introspección personal, y repaso del año.
De la playa a la montaña de Madrid, para hacer bicicleta, comer con amigos, tomar vino y alguna copa con la tranquilidad de la noche de Madrid. Noches calurosas y abiertas. Momentos de piscina, de patinar, de aprender a jugar al Dobble, al Cuco Kiko estrena nido, de volver a pelear con el Virus, con las cartas de Ben & Holly y el Uno. Desde pequeñas ya me mangonean y me hacen trampas. Pero hay que consentirla un poco, que era su cumpleaños y se hacía mayor.
Y de ahí a París para ver princesas y ratones. Y un poco de trolling, que convencí a mis hacker & survivor de que las llevaba a Francia a buscar un internado para el curso que viene. De hecho, no se enteraron hasta 10 metros antes de la puerta. Estoy convencido de que me van a abandonar en la carretera cuando sea mayor en venganza de esto.
Eso sí, cuando cenamos con piratas, vimos dragones, estuvimos en el rodeo con Búfalo Bill y comieron con las princesas sus caras eran otras. Aunque he de decir, que Minnie sigue siendo la estrella y no hay otro momento igual en su vida que el abrazo entre ellas.
Aunque al final, creo que el que más amigos hizo allí fui yo, que me tiré fotos con casi todos.
Perú y Ecuador
Regreso, y cambio de maletas, con el tiempo justo de tener cenas, cines, series de superhéroes, bolos y algo de deporte. Pero solo lo justo. Que el viaje empezaba en Perú para ver a los compañeros. Planes, sueños, nuevos proyectos. Nuevas ideas. El mundo de la tecnología. Y muchas fotos con amigos y compañeros.
De ahí paso a Ecuador, donde me hinché a comer el helado artesanal que allí mismo nos hicieron. Además de comer y charlar. Planificar, idear, renovar y discutir mejoras, pudimos pasar un rato con los compañeros de Pro-Futuro / Pro-niño. Intenté contenerme, pero ver cómo los compañeros se involucraron tras el último terremoto el año pasado, fue algo que me tocó más de lo que dejé entrever. Además de las fotos de rigor, me llevé un bordado hecho por uno de los niños que se vio afectado y que, como una forma de tornar lo malo en bueno, lo negativo en positivo, lo viejo en nuevo, hacen arte con los escombros.
Cuando llegué a Madrid con él, me senté a explicarle la historia de ese bordado a mi hacker y hoy está en su cuarto, tratado con mucho cuidado para que no le pase nada. Otro de los momentos especiales de este periplo. Tiempo para mis salvajes, comidas y cenas de socialización, un partido de fútbol del Real Madrid y viaje de nuevo América, a Seattle.
Una semana en el “Valley”
La primera parada fue en Redmon, para reunirnos con Microsoft en primer lugar. Allí volvimos a encontrarnos con Satya, que se acordaba de cómo hace un año le había dibujado la famosa 4ª Plataforma en la pizarra. Me guardo para mis memorias este momento del viaje, y la charla sobre nuestros planes de futuro con Satya debatiendo detalles pequeños e importantes del proyecto. Genial.
Pero además de tener una sesión de las más productivas del viaje, me llevo en el corazón un momento de reminiscencia. Allí en la sala de reuniones, estaban mis amigos David Carmona – ahora responsable de comunicación de AI a nivel mundial en Microsoft – y David Cervigón, mi viejo compañero de las giras Technet por toda España antes incluso de que llevara mi gorro siempre.
En un momento, en mitad de la reunión de Redmon, casi volví al pasado mientras hablaba David Carmona, y nosotros escuchábamos. Allí estaba en una sala de reuniones con mis dos viejos compañeros exactamente igual a cualquier momento hace más de una década donde hacíamos lo mismo, planificando algún evento, alguna reunión o discutiendo algún problema técnico. Ellos, que cuentan cuatro décadas de servicio a Microsoft, habían sido mis compañeros en múltiples proyectos, y allí estábamos, en el año 2017 otra vez juntos. Me sentí orgulloso de la gente con la que me he rodeado, porque gracias a ellos me hice como soy, y ellos estaban allí.
Por la tarde la visita nos llevó a ver a Amazon, donde pudimos ver su nuevo edificio. Amazon es grande. Muy grande. Enorme. La compañía. Los servicios. La tecnología. Horas de trabajo compartiendo posibles puntos en común y conociendo de primera mano los planes de futuro de uno de nuestros socios tecnológicos desde hace tiempo en muchos proyectos.
El equipo de cuenta nos había preparado, como siempre, una sesión de trabajo productiva y adecuada a nuestros planes de futuro. Pero también de novedades, y si el año pasado nos obsequiaron con un Alexa Echo para que lo testearamos, este año le toco al Fire TV Stick , para ver cómo funcionan los servicios de Amazon Video y los contenidos que tienen. Pero he de decir que con tanto viaje aún no lo he “pelado” y no os puedo contar mucho.
Momentos personales en un viaje de 7 semanas por la vida |
Si vienes a Madrid ya eres de Madrid. Siempre se lo digo a los amigos que me quieran escuchar en cualquier bar del mundo. En esta ciudad, donde todos somos inmigrantes de ningún sitio, siempre hay un hueco para ti. Y para mí. Seas gato o ratón. Seas vikingo o indio. Te guste la vida de la Gran Vía o las mañanas de Retiro o las tardes en la Casa de Campo. Madrid te acoge. Te abraza. Te transforma.
Hoy estoy en casa de vuelta. Como muchas veces antes. No debería ser diferente de otras. Pero lo es. Ha sido un verano completamente distinto en forma, fondo y significado a los últimos que he tenido. Han sido dos meses intensos en mi vida que se han comportado como un agujero de gusano. Como un túnel de tiempo en el que he entrado de una forma y he salido de otra. Entré con unas expectativas y salí sobrepasado en experiencias y en cambios internos. Y se cerró un ciclo con él.
Como en las navidades de 2015, donde necesité desconectar de todo el mundo durante un mes y medio para transformarme, este verano de 2017 ha tenido el mismo efecto. Mientras que en aquellas navidades necesité apartarme del mundo, saltar por las montañas, patinar por las calles, dar pedales, muchos pedales, esquiar o hacer patinaje sobre hielo, este verano he mezclado placer, trabajo, amigos, familia, diversión y aventura para dejar que los lugares y las gentes de los sitios con los que he ido colisionando por fuera durante estos viajes me cambiaran por dentro. Para que me hagan más viejo. Para que me pinten más canas y me dejan más cicatrices en la piel. Y para que no se me olvide, he decidido escribirlo. Puedes parar aquí y ahorrarte el artículo, es solo una experiencia personal.
Las Vegas. Una semana de Microsoftechies
Comienzo la historia de este viaje con la semana en Las Vegas participando en el evento Ready de Microsoft, que fue una oportunidad de disfrutar de tecnología, trabajos, y amigos, así como de re-descubrir a viejos compañeros de batallas una vez más. De ese viaje, además de tener la suerte de poder participar en tamaño espectáculo, las cenas y charlas con los compañeros fueron de diez.
De esa semana me llevo la mejor experiencia personal de amistad de todo este periodo. Y un momento especial, una cena de doce amigos en el Nove en la que nos reímos e hicimos bromas. Fue un momento de distensión con charlas variopintas que acabo por hacer de la noche un momento genial en la semana, muy por encima del concierto de Lenny Kravitz que pudimos ver, al menos para mí.
Me encanta esta foto con José Ángel, que además de ser uno de los jóvenes más brillantes de Microsoft en España, tiene un corazón de panecillo dulce – sin gluten -. De hecho, las bromas que les hicimos a amigos veganos y celiacos, terminó en un “Pues yo me como el chuletón más grande”. Una cosa llevo a la otra, y al final estoy organizando para este Septiembre una chuletonada con amigos que he denominado “50 Chuletones de Grey” en la que vamos a elegir al Master of Chuletones entre 50 amigos que vamos a comer-sobremesa-cenar. El grupo de WhatsApp que he creado es de lo más peculiar que puedes imaginar. Y así se escribe la historia….
Terminó el viaje en limusina después de habernos ido a comer con Kevin Mitnick al que iba a pedir que me organizara una cena muy especial. Kevin ha estado acompañándome estos dos meses de forma muy presente. En persona y en remoto. Ha sido un gran compañero durante todo el tiempo. El momentazo fue que mi amigo Fernando Guillot, que no se calla nunca, ese día tenía afonía y no pudo hablar durante la comida que tuvimos con Kevin. Fue gracioso verle sufrir al no poder meter baza.
Playa, Montaña y una visita a casa de Mickey Mouse
En un non-stop llegué a mí periodo vacacional – adornado de reuniones de trabajo en remoto, que tomarse asueto cuando no lo hace el jefe tiene esas cosas -. Allí, los castillos en la playa, los paseos en pedaló, las carreras por la calle, se adornaron con besistos y abrazitos al "tiburón papaete". La lectura, el descanso, la música y los cuentos del Dragón Matías llenaron los ratitos. Los momentos de tranquila soledad, aproveché para hacer introspección personal, y repaso del año.
De la playa a la montaña de Madrid, para hacer bicicleta, comer con amigos, tomar vino y alguna copa con la tranquilidad de la noche de Madrid. Noches calurosas y abiertas. Momentos de piscina, de patinar, de aprender a jugar al Dobble, al Cuco Kiko estrena nido, de volver a pelear con el Virus, con las cartas de Ben & Holly y el Uno. Desde pequeñas ya me mangonean y me hacen trampas. Pero hay que consentirla un poco, que era su cumpleaños y se hacía mayor.
Y de ahí a París para ver princesas y ratones. Y un poco de trolling, que convencí a mis hacker & survivor de que las llevaba a Francia a buscar un internado para el curso que viene. De hecho, no se enteraron hasta 10 metros antes de la puerta. Estoy convencido de que me van a abandonar en la carretera cuando sea mayor en venganza de esto.
Soy malo. He traído a mis niñas a París para buscar internado. Tienen un cabreo 10. A ver cuando descubran en 20 min que vienen a Disney }:)— Chema Alonso (@chemaalonso) 15 de agosto de 2017
Eso sí, cuando cenamos con piratas, vimos dragones, estuvimos en el rodeo con Búfalo Bill y comieron con las princesas sus caras eran otras. Aunque he de decir, que Minnie sigue siendo la estrella y no hay otro momento igual en su vida que el abrazo entre ellas.
Aunque al final, creo que el que más amigos hizo allí fui yo, que me tiré fotos con casi todos.
Perú y Ecuador
Regreso, y cambio de maletas, con el tiempo justo de tener cenas, cines, series de superhéroes, bolos y algo de deporte. Pero solo lo justo. Que el viaje empezaba en Perú para ver a los compañeros. Planes, sueños, nuevos proyectos. Nuevas ideas. El mundo de la tecnología. Y muchas fotos con amigos y compañeros.
De ahí paso a Ecuador, donde me hinché a comer el helado artesanal que allí mismo nos hicieron. Además de comer y charlar. Planificar, idear, renovar y discutir mejoras, pudimos pasar un rato con los compañeros de Pro-Futuro / Pro-niño. Intenté contenerme, pero ver cómo los compañeros se involucraron tras el último terremoto el año pasado, fue algo que me tocó más de lo que dejé entrever. Además de las fotos de rigor, me llevé un bordado hecho por uno de los niños que se vio afectado y que, como una forma de tornar lo malo en bueno, lo negativo en positivo, lo viejo en nuevo, hacen arte con los escombros.
Cuando llegué a Madrid con él, me senté a explicarle la historia de ese bordado a mi hacker y hoy está en su cuarto, tratado con mucho cuidado para que no le pase nada. Otro de los momentos especiales de este periplo. Tiempo para mis salvajes, comidas y cenas de socialización, un partido de fútbol del Real Madrid y viaje de nuevo América, a Seattle.
Una semana en el “Valley”
La primera parada fue en Redmon, para reunirnos con Microsoft en primer lugar. Allí volvimos a encontrarnos con Satya, que se acordaba de cómo hace un año le había dibujado la famosa 4ª Plataforma en la pizarra. Me guardo para mis memorias este momento del viaje, y la charla sobre nuestros planes de futuro con Satya debatiendo detalles pequeños e importantes del proyecto. Genial.
Pero además de tener una sesión de las más productivas del viaje, me llevo en el corazón un momento de reminiscencia. Allí en la sala de reuniones, estaban mis amigos David Carmona – ahora responsable de comunicación de AI a nivel mundial en Microsoft – y David Cervigón, mi viejo compañero de las giras Technet por toda España antes incluso de que llevara mi gorro siempre.
En un momento, en mitad de la reunión de Redmon, casi volví al pasado mientras hablaba David Carmona, y nosotros escuchábamos. Allí estaba en una sala de reuniones con mis dos viejos compañeros exactamente igual a cualquier momento hace más de una década donde hacíamos lo mismo, planificando algún evento, alguna reunión o discutiendo algún problema técnico. Ellos, que cuentan cuatro décadas de servicio a Microsoft, habían sido mis compañeros en múltiples proyectos, y allí estábamos, en el año 2017 otra vez juntos. Me sentí orgulloso de la gente con la que me he rodeado, porque gracias a ellos me hice como soy, y ellos estaban allí.
Por la tarde la visita nos llevó a ver a Amazon, donde pudimos ver su nuevo edificio. Amazon es grande. Muy grande. Enorme. La compañía. Los servicios. La tecnología. Horas de trabajo compartiendo posibles puntos en común y conociendo de primera mano los planes de futuro de uno de nuestros socios tecnológicos desde hace tiempo en muchos proyectos.
El equipo de cuenta nos había preparado, como siempre, una sesión de trabajo productiva y adecuada a nuestros planes de futuro. Pero también de novedades, y si el año pasado nos obsequiaron con un Alexa Echo para que lo testearamos, este año le toco al Fire TV Stick , para ver cómo funcionan los servicios de Amazon Video y los contenidos que tienen. Pero he de decir que con tanto viaje aún no lo he “pelado” y no os puedo contar mucho.
Y sin tiempo para más viaje al valle. Vistas de San Francisco, un pequeño desvío para ver el Infinite Loop de Apple a vista de pájaro y llegada a Silicon Valley, a San José, para visitar las oficinas de Google a la mañana siguiente donde nos recibió la señorita Oreo con la que, como no, me tomé unas fotos. Llegar a Google es siempre personal. La decoración de la sala, las escaleras, y el ambiente se personaliza con cada visita, así que puedes ver tu nombre hasta por los peldaños de las escaleras.
Con Google hacemos muchas cosas porque tenemos muchas líneas de interés conjunto, pero además de repasar las diferentes líneas de colaboración y sus proyectos de futuro, nos centramos en ver cómo avanza el proyecto Loom donde hemos colaborado. De ahí, otro momento del viaje. Ver las fotos y escuchar los comentarios directamente de la gente de Google de cómo en las últimas inundaciones en Perú los compañeros de Telefónica habían dado todo por restablecer las comunicaciones cortadas uniendo los recursos de Telefónica en el Perú y los globos de Google en la estratosfera. Te sientes orgulloso de tus compañeros y te pones feliz de verlos ahí en las fotos, cargados y manchados de barro hasta las cejas… pero sonriendo.
La comida la tuvimos en HPe, en un almuerzo tranquilo y privado con Antonio Neri, presidente de la compañía, donde hablamos de lo humano, lo divino, lo mundano y muchas experiencias personales. Muy divertido. Una antesala que nos llevó a las sala de demos para ver los productos de Aruba. Como siempre, HPe sigue transmitiendo la gran empresa que es.
La comida la tuvimos en HPe, en un almuerzo tranquilo y privado con Antonio Neri, presidente de la compañía, donde hablamos de lo humano, lo divino, lo mundano y muchas experiencias personales. Muy divertido. Una antesala que nos llevó a las sala de demos para ver los productos de Aruba. Como siempre, HPe sigue transmitiendo la gran empresa que es.
Y después a Netflix. Soy un fan de los superhéroes, así que estar ahí para ver si soltaban prenda de que es lo que van a sacar con Marvel Televisión después de The Punisher me tenía en vilo. A la sesión vino Reed Hastings, el CEO y mente detrás de la compañía, y la conversación fue distendida y divertida. Entre las cosas de trabajo que hablamos sacamos tiempo bromear un rato sobre las series de superhéroes y para que me preguntara si me iba a quejar de Death Note. Le contesté que no, que lo que me preocupaba es que habían puesto en la serie de "Las chicas del cable" que esa compañía de teléfonos de Madrid espiaba a los clientes y eso no estaba bien. Nos reímos, nos hicimos unas fotos y nos citamos para el próximo capítulo.
Nueva visita, en este caso para ver una startup y… debo decir que me encantó. Así como ya os hablé hace tiempo cuando visité por primera vez Google X de la startup que había adquirido la compañía para generar más energía usando drones y molinos de viento gigantes, hoy tocaba innovación del mismo nivel. En este caso vimos U-Beam, una startup que por medio de un altavoz de música potente, emite ondas de sonido dirigido no audibles por el ser humano que generan resonancia en un dispositivo con unas pequeñas pestañas metálicas.
Esas pestañas metálicas vibran, y generan corriente. Y los terminales móviles se recargan inalámbricamente, y la energía se transmite. La idea es sencilla: la energía llega por la red eléctrica. El altavoz la utiliza para generar ondas de sonido que hacen vibrar las pestañas. Con el movimiento se genera electricidad que carga el terminal. Brillante. Y la emprendedora era única exponiendo. Cautivaba.
Esas pestañas metálicas vibran, y generan corriente. Y los terminales móviles se recargan inalámbricamente, y la energía se transmite. La idea es sencilla: la energía llega por la red eléctrica. El altavoz la utiliza para generar ondas de sonido que hacen vibrar las pestañas. Con el movimiento se genera electricidad que carga el terminal. Brillante. Y la emprendedora era única exponiendo. Cautivaba.
Por las mañanas había tiempo de hacer deporte, así que todos los días madrugábamos mucho. A las 5 A.M. estábamos unos corriendo, otros en el gimnasio, pero aun así nos quedaba tiempo para cenar. Y como no, aprovechando que estábamos por allí me había organizado la cena que os conté con Kevin Mitnick y Steve Wozniak. No os voy a contar más de ese momento porque ya le dediqué todo un post. Lo que no está ahí se cuenta solo en comidas, chuletonadas, o charlas con vino. Sí que os puedo decir que, después de esa cena, convencí a Kevin Mitnick para que se bajara con su chica el fin de semana a San Diego conmigo, para estar en la ToorCON, algo que no os conté en su momento para no desvelar la sorpresa.
A la mañana siguiente tuvimos alguna reunión de trabajo, y unos minutos para saludar a algún amigo de Facebook que se acercó a desayunar con nosotros, pero lo más divertido fue visitar a Mat Travizano a GranData. Las charlas con Mat son siempre inspiradoras. Un investigador con la cabeza llenas de ideas con Data, BlockChain, ICOs, Criptomonedas, y plantas con AI y piernas robóticas para que busquen el sol, el agua y la humedad. Son ratos para pensar en lo que nos depara el futuro al que llegamos hoy mismo y como vislumbrarlo desde una startup que corre a la velocidad del fuego. Un momento inspirador de este viaje.
Y de ahí viaje a San Francisco para reunirnos con SalesForce, uno de nuestros proveedores, partners y socios tecnológicos. Además de que cuento con buenos amigos personales en la empresa. Aún no pudimos visitar el nuevo edificio, que se veía justo detrás nuestro, pero tuvimos una charla con demo más que interesante. La cultura de la compañía es muy especial, y la iconografía con sus personajes es muy única.
Allí yo me hice algunas fotos, pero los que se hicieron los selfies fueron los jefes, que ambos son bastantes aficionados al Twitter. A mí me tocó hacer el roleplay en una demo y esquiar virtualmente. ¡Qué dura es la vida del CDO! Nos emplazamos para la siguiente en Madrid y enfilamos la última reunión del día…
— Marc Benioff (@Benioff) 31 de agosto de 2017
… para ir a casa. A nuestra casa en TokBox, la compañía que Telefónica tiene en SFO donde ingenieros desarrollan tecnologías WebRTC para muchas industrias. Les robamos comida, y aprovechamos el jefe y yo para hacer una sesión de Q&A. Y hablamos de todo. De todo. Hasta de la cena de Kevin Mtinick y Steve Wozniak, lo que nos dio para unas buenas risas. Estar allí un rato, después de toda la semana viendo empresas fue como llegar al sofá de casa, quitarte las zapatillas y descansar. Siempre mola estar en el hogar. Y me quedé solito en SFO.
Mis compañeros de viaje en esas dos semanas se fueron y pasé una noche tranquilo en SFO, haciendo deporte y leyendo. Momentos de relax para digerir todo lo que me había pasado en ese mes y medio que llevaba ya dando vueltas por todas partes. Y para preparar lo siguiente, que aún quedaban viajes por delante.
ToorCON en San Diego
San Diego. Ahí llegué por la mañana del viernes. Tuve una entrevista por teléfono con una periodista y quedé a comer con Kevin Mitnick. Y nos reímos. Nos reímos mucho. Si me preguntas cómo es Kevin después de estos cinco o seis años que nos conocemos te tengo que decir la verdad: Kevin es muy divertido. Es un niño grande que adora la tecnología, el hacking y las anécdotas divertidas. Comimos, preparamos la demo, salimos a cenar a Little Italy con Kimberley, nos reímos, nos volvimos a contar historietas.
He de decir que el viernes de San Diego estuvo genial por lo relajado y la cantidad de risas que nos echamos. Y lo mucho que se partió de risa Kevin de mi por ir todos los días al gimnasio a las 6 A.M. “Do an extra hour for me, Chema”, me dijo cuando nos despedimos. Kevin…
He de decir que el viernes de San Diego estuvo genial por lo relajado y la cantidad de risas que nos echamos. Y lo mucho que se partió de risa Kevin de mi por ir todos los días al gimnasio a las 6 A.M. “Do an extra hour for me, Chema”, me dijo cuando nos despedimos. Kevin…
El sábado, después de las bromas por el deporte, preparamos la demo por la mañana y saludamos amigos – más él que yo, que él es la estrella – pero para no estar solo, mi amigo Igor Lukic se cogió un avión para venir a verme desde donde estaba veraneando y estar conmigo. Un pedazo de detalle que disfrutamos con una comida de amigos, contándonos nuestras cosas. Que en la esquinita de USA aparezca un amigo para estar a tu lado dice mucho de las personas. Esa comida que tuvimos fue otro de los momentos de este verano.
Luego dimos la charla Kevin y yo juntos. Nos reímos, nos fallaron las demos al principio, las tuvimos que arreglar sobre la marcha, nos volvimos a reír, y al final Kevin hizo la apoteosis enseñando la agenda de un iPhone al azar de todos los que se habían conectado… y ¡eligió el suyo! Ver el teléfono de su chica en pantalla fue el momento de la charla. Las bromas que le hicieron fueron solo el principio de todas las que le vamos a hacer. Y me dará pie a contaros otra historia que no os he contado de la cena con Woz. Pero será otro día.
Después de la charla, cervezas y charlas. Y cachondeo. Yo tuve mi conversación sobre si DirtyTooth es un Bug o un Hack. Las chicas de la organización – siguiendo el cachondeo del gimnasio – me regalaron el Oscar al Best Body, y Kevin me dijo que había engordado un poco otra vez: “Quite weird Kevin. I did an extra hour for you this morning”.
En esas estábamos cuando se produjo otro momento del verano. Llegaba al hotel de la conferencia Santiago, de mi equipo de ElevenPaths, que iba a presentar su charla al día siguiente. Yo ya le había hablado a Kevin del trabajo así que éste le asaltó nada más llegar. El momento fue genial. Santiago, un joven brillante de ElevenPaths que estaba preparando su primera charla internacional, llega de un viaje de 20 horas desde Madrid – con escalas y transportes – y se encuentra con Kevin Mitnick que le pregunta por su charla. Grabé un vídeo del momento para que nunca se le olvide a Santiago ese instante.
Kevin Mitnick & Santiago Hernández hablando en ToorCON
De ahí, hicimos lo que se hace en las CONS, irse un grupo de hackers a contarse historias y reírse compartiendo una cerveza y una hamburguesa. Y a despedirse, que Kevin se volvía para Los Angeles que debía irse a México D.F. donde le pillaron los latigazos del terremoto de 8.4. grados de esta semana…(pero esa es otra historia).
Orlando & Sao Paulo
El día siguiente fue un día de los más duros. No sé ni cuantas horas me tomó volver a reencontrarme con una cama. Me levanté pronto para aprovechar e ir al gimnasio, y después me tocó un viaje largo a Orlando, una conexión larga, y un viaje largo a Sao Paulo que me dio para una historia novelada que escribí un par de días más tarde en un rato de relax, para que no se me olvidar la sensación de lo que fue este tramo del viaje. Os lo dejo por aquí:
“Me acaricia el hombro suavemente. Con cariño. Habla dulce pero no la entiendo. Abro un ojo. Se vuelve a cerrar. Su tono de voz es musical y agradable. ¿Qué estará diciendo? Abro el ojo otra vez y la veo. Su tez es morena. Sus labios son rojos y me sigue diciendo alguna cosa pero no la entiendo. Sonríe con sus grandes ojos marrones y su dulce tono de voz mientras me señala el carrito de la comida.
Abro el otro ojo y busco torpemente el botón para inclinar el asiento. Es el desayuno, olvidé que estaba en un avión y pedí que no me despertaran para la cena, pero sí para el desayuno. Qué absurdo, con tantos cambios de hora seguir llamándolo cena y desayuno es solo por una convicción. La convicción de engañar a tu cuerpo. Necesitaba dormir un poco. El vuelo anterior había sido largo en la mañana de San Diego y tener que hacer una conexión siempre es cansado. Queda poco para aterrizar, será mejor que te tomes un café cargado y que te asees un poco que del aeropuerto vas directo a la primera reunión. Inmigración. Control de equipajes. Salgo del aeropuerto.
Taxi. Los atascos son terribles en Sao Paulo. Aprovecho para hacer llamadas. Quiero hablar con mi hacker y mi survivor. E-mail. WhatsApp. Telegram. Llamada. Llego al edificio donde voy a pasar todo el día. Reunión una. Intensa. ¿Café? Sí, gracias. El café está rico y lo sirven en taza pequeña. Intenso. Reunión. Presentación. Charla. Visita a conocer a compañeros y amigos. Reunión. E-mail con un asunto desde Madrid. Foto. Comida de trabajo. Reunión. Foto. Reunión. Saludos. Me voy, que se me hace tarde. Taxi. Los atascos son terribles en Sao Paulo. Bostezo. Ha venido la luna a verme. Se me cierra un ojo. En Madrid la noche se ha hecho con el panorama. Se me cierra un ojo. Aguanta.
Check-in para conseguir el boarding pass. Inmigración. Ya solo me queda una página para tener que pedir un pasaporte nuevo. Demasiadas fronteras para tan poco tiempo. Control de seguridad. Menos mal, aquí no hay que quitarse los zapatos. ¿Me queda ropa limpia? E-mail desde Argentina para preparar la agenda. Pon otra vez a los Sick Puppies que me quiero fustigar, mientras aprovecho para publicar un post en el blog. Ya lo tenía escrito, solo es maquetar y publicar. Se me cierran los ojos. Come algo que s hora de ¿Cenar? No lo sé. Boarding. Surcamos el cielo sobre Córdoba y Medonza. Pero sigo. El paraje de noche sobre los Andes es precioso.
Son las 3 A.M. de la mañana en Santiago. ¿Qué hora será en San Diego? Desde que salí de allí no he dormido en una cama. ¿Cuántas horas llevo rodando? Difícil de calcular. E-mail desde España con un asunto. La capital despierta y mi buzón se resiente. Inmigración. ¿Por qué hay cola a las 3 A.M. en inmigración en el aeropuerto? 45 minutos de cola. Me caigo. El cansancio me puede. Control de equipajes. 4 A.M. la tarjeta de crédito no quiere funcionar en el hotel. Muero cuando consigo llegar a la cama. “
En esa historia recogí un poco lo largo y duro que se me hizo volver a llegar a una cama desde que a las 5 A.M. me levanté en San Diego, hasta que llegué a las 4 A.M. dos días después en Santiago.
Sin embargo, de mi visita a VIVO me llevo algo que he puesto por escrito a mis compañeros de CDO en Madrid: La cantidad de hackers, data scientists, developers y técnicos que había allí. Esto se volvería a repetir en Chile y Argentina, y antes lo había visto ya en Ecuador y Perú. La compañía se está plagando de compañeros que debaten entre si hay que usar Docker Swarm o Kubernetes, o si hay que modificar la semántica del URM para que los insights que se generan en los algoritmos de ML que se corren en Brasil funcionen en Argentina.
Por supuesto, para todos los que estamos en el proyecto de AURA y la 4P éste es un trabajo muy especial. Sabemos que no se dan muchas veces en la carrera profesional de las personas estar metidos en un proyecto como este que sea tan relevante en una compañía del tamaño e historia de la nuestra, así que la ilusión que tenemos todos, en todos los rincones es alta. La recarga de energía que me permitió no morir para llegar la cama en Chile creo que fueron los chavales, cuando tuve la ocasión de visitarlos un rato.
Por supuesto, también me llevé momentos de Brasil, como las reuniones con los compañeros, que me esperaron con gorros y pelucas y el regalo friki en VIVO, que uno de mis compañeros me hizo un cuadro con Batman de la Lego Película, que ya sabía que fui a verla y me eché unas risas como un niño pequeño. Y ahora toca Chile, que estamos ya en la fase final del viaje.
Santiago de Chile
Aquí siempre me hacen una agenda en formato ZIP. Comenzando desde muy temprano con una charla en el evento País Digital, para continuar haciendo cosas. La verdad es que siempre que voy a un país, procuro dedicar tiempo a compañeros, tiempo a clientes, tiempo al comité de dirección de la compañía, tiempo a los medios de comunicación, tiempo a los equipos de ElevenPaths, LUCA, 4P y Aura en el país y, si la agenda lo permite, hacer alguna charla abierta al público para que el que quiera pueda venir a verme.
En Chile, hice todo y por duplicado. Después del evento en el que participé el primer día, estuve en una sesión con Universitas dejándome acribillar a preguntas por mis compañeros y luego una comida con amigos seleccionados para que fuera interesante. Una mesa pequeña en la que hablamos de educación, de tecnología, de BigData, de seguridad, de futuro. La verdad es que esas comidas en las que se prueban cosas ricas y los contertulios animan la ingesta con debates ayudan a relajar. Y en Chile tuve un par de esas muy gratificantes.
Pero no iba a terminar mi día tan rápido, y por la tarde aproveché para ir a la Universidad a tener una charla con los alumnos. Me hicieron un cartel súper chulo que me he traído de recuerdo. Bueno, la verdad es que hicieron como 10 o 20 porque me veía en todas las paredes de la universidad. La sesión tuvo de todo, desde que me trajeran una magdalena de regalo, hasta hacerme fotos, pasando por tener que ponerme un gorro chileno que me había traído una vieja amiga de España que se había venido hasta allá para hacerme quitar el gorro.
Pero se animó la charla, y desvirtué a compañeros de la casa. Y después no acabó. Chile perdía al fútbol con Bolivia y se complicaba el acceso al mundial, así que había que tomarse un algo para calmar a mis compañeros Joaquín y Gabriel Bergel, nuestro CSA de Chile, así que junto con compañeras de Chile nos fuimos a mojarlo y reírnos un rato antes de que llegara la hora en la que tenía que dejarlos para irme al último acto del día. Una cena con el presidente de Telefónica Chile, que había que disfrutar.
Pero se animó la charla, y desvirtué a compañeros de la casa. Y después no acabó. Chile perdía al fútbol con Bolivia y se complicaba el acceso al mundial, así que había que tomarse un algo para calmar a mis compañeros Joaquín y Gabriel Bergel, nuestro CSA de Chile, así que junto con compañeras de Chile nos fuimos a mojarlo y reírnos un rato antes de que llegara la hora en la que tenía que dejarlos para irme al último acto del día. Una cena con el presidente de Telefónica Chile, que había que disfrutar.
Y después de haber dormido apenas unas horas, y una agenda infinita, enfermé. Supongo que hacer ejercicios de cardio con tan poco descanso, y con tanto movimiento de un sitio a otro, mis defensas cayeron, así que dormí cero minutos esa noche. Pero… no se iba a parar el mundo porque yo estuviera con un gripazo. Llamada al doctor y a medicarse. Kevin Mitnick desde México me daba ánimos y cuidados: “Drink all the water you can, friend. It’ll help you.” Y el día que me esperaba no era ligero. Comenzaba con el Security Innovation Day en Chile.
Tuve charlas, reuniones, una comida organizada por la embajada de lo más interesante otra vez. Fotos, charla en evento, y para terminar una fiesta chilena que me habían organizado. Un happy hacking Chema & Friends. Unas 100 personas entre compañeros y amigos para comer choripanes, empanadas, beber vino, cerveza e incluso disfrutar de bailes chilenos.
Por supuesto, nos hicimos unas fotos. Yo creo que me hice un par de fotos con cada uno de los que estaban allí. Pero he de decir que me llevé momentos muy especiales. Momentos como cuando un par de invitados me decían lo importante que había sido mi trabajo para ellos y me lo agradecían con unos regalos. No sabes – que seguro que lo estás leyendo - lo que significa un detalle que sale del corazón como ese cuando estás devastado y no puedes más. Quieres irte a dormir, pero tus palabras fueron un chute de energía para aguantar hasta el final.
Compañeros y amigos esperándome para la llegada a la fiesta. No falto de nada. |
Después mis compañeros Joaquín y Gabriel me tocaron la fibra y me regalaron cosas para mis vicios. Cómics y camisetas de cómics chilenos. Condorito, Anarko, etcétera. No sé ni cómo, pero de pequeño yo leí historias de Condorito en España, que creo que Bruguera publicó en algún momento. ¡Qué grande! Momentazo. Y a dormir, después de hacer mis tareas que uno es responsable y no puedo dejar sin acabar mis cosas. Pero después a dormir del tirón
Al día siguiente, después de tomarme no-sé-cuántas pastillas y de beber mucha agua, había mejorado, así que pude volver a hacer algo de ejercicio cardiovascular, que hay que enfrentar el día con energía. Y ese día teníamos el lanzamiento de un nuevo SOC espectacular en la región. Al llegar, ya me esperaba un compañero que hacía guardia para conseguir una foto conmigo ofreciéndome una sonrisa, así que la mañana empezó con alegría.
Allí hubo entrevistas, vídeos, etcétera, pero lo mejor ver a todos los chavales juntos y ya trabajando allí. El SOC es una muestra. Una pasada ver cómo el negocio de Ciberseguridad ha crecido y se ha multiplicado. De nuevo, un punto de satisfacción por ver trabajo bien hecho de los compañeros.
Allí hubo entrevistas, vídeos, etcétera, pero lo mejor ver a todos los chavales juntos y ya trabajando allí. El SOC es una muestra. Una pasada ver cómo el negocio de Ciberseguridad ha crecido y se ha multiplicado. De nuevo, un punto de satisfacción por ver trabajo bien hecho de los compañeros.
La verdad es que el equipo al completo allí en Chile se volcó conmigo y me cuidó al extremo. Me llevo también una taza y un libro muy especial de recuerdo, además del muñeco de “Chema Alonso” que me hicieron. Menos mal que Rames, nuestro responsable de alianzas estratégicas en ElevenPaths me descargo de cosas llevándose parte él a Madrid, que su viaje terminó allí. Y de ahí yo me fui al aeropuerto con algo de tiempo para estar relajado y tranquilo. Había que relajarse un poco para afrontar el salto al último destino de este periplo.
Argentina: Fin de viaje
Argentina: Fin de viaje
Llegué pronto, y aquí, como siempre, mi compañero Claudio Caracciolo se desvive por cuidarme. Vino a buscarme y me dijo: “Qué quieres hacer ahora”. Y le dije lo que quería: “Claudio, tengo algo de tiempo, así que quiero postear en este ratito y luego comerme una Milanesa, tomarme una copa de vino y charlando con el equipo. Llama a Cristian, Sheila y José, que además ya va tocando que conozca a Shei y José en persona”. Y pasamos 4 horas de charla entre risas, anécdotas, troleadas y tecnología. Les conté historias de mi viaje, les traje algún detalle, y revisamos las investigaciones en las que estaban ahora. Y moló taco. Un momento de relax tomando vino con tu gente que reconfortaba. Otro de los highlights de este periplo.
Y llegó el último día. Visité la oficina de ElevenPaths, me reuní con los responsables de Aura en Argentina, bajé a charla con todos los compañeros en una charla abierta en el auditorio donde respondí todas las preguntas que me hicieron, y me fui a comer con clientes. Otro momento a recordar del viaje: esa comida. Con un grupo de personas brillantes con ganas de debatir y compartir ideas hablamos de todo. Desde el minuto uno hasta mucho más allá de la hora no paramos de intercambiar ideas y charlar. La cabeza estaba haciendo conexiones cada minuto. Salieron tantos temas y fue tanto el tiempo que nos pasamos, que cuando acabó y nos despedimos volvimos a coincidir todos en el cuarto de baño. No nos habíamos movido en todo el tiempo.
Después útlima reunión con los compañeros de Telefónica AR y fuimos a la Fundación Telefónica para participar en una charla. En este caso, entre Claudio y yo, que fuimos respondiendo las preguntas que nos hacían. Un rato agradable que culminó los últimos actos de la agenda oficial. Pero quedaba el colofón: La cena con amigos.
Claudio me había preguntado qué quería hacer. Yo le había dicho que “ver a los chicos”. Esto, entre Claudio y yo significa “ver a los Chicos de la Eko”, es decir, a Fede, Nico Waisman, Fran Amato, etcétera. Son diez años de amistad que dan para mucho, y el cariño que los tengo ya tiene solera. “¿Y dónde lo hacemos?”, preguntó Claudio. “Pues donde se hacía en la Eko, en Roots, que me muero de ganas de poder volver algún día a la Ekoparty y estar allí va a ser como volver a saborearlo”, le respondí.
Roots es el bar que estaba en frente del hotel en el que nos alojábamos los ponentes en las primeras Ekoparty’s en las que participé. Ahí conocí a Moxi Marlinspike, ahí estuve con Barnaby Jack, ahí me he tomado cervezas con César Cerrudo, con Luciano Bello, con Hernán Ochoa, e incluso con los entonces jóvenes Fede y Tripi, de los que me acordé mientras cenamos. Y allí nos juntamos. Como quince personas, que fueron cayendo a medida que las Patagonias y las copas iban llegando. Fue el último día de mi viaje, y en el último acto echamos el resto, ya que fueron tantas horas como una jornada de trabajo.
Patagonias a cascoporro |
Discutimos - ¿has estado alguna vez con un amigo argentino y no has discutido? A mí me trollean constantemente “los chicos”… - vimos como Rafa Nadal le daba una repaso a Del Potro, hablamos de los títulos de Messi con la selección, de la competitiva selección de Venezuela, de que estoy viejo, pero que les voy a hacer una OPA hostil, de que se han copiado de nuestro modelo de Pentesting Persistente de Faast en su modelo continuo de Faraday, y de todas las aventuras en el underground argentino en las que se habían metido. Incluso de aquella charla que Fran Amato dio conmigo en la universidad con un polo rosa y dijo: "Estoy muy nervioso que estoy aquí con Chema Alonso" (por favor, buscadme el vídeo de esa charla que sé que está por ahí.)
El del polito rosa es Fran Amato. Yo sin gorro dando la charla |
Indescriptible. Seis o siete horas de charlas que fueron de colorido collage de los años que nos unen en este mundo. Por supuesto, las anécdotas en Las Vegas, y la siempre recordada y mítica entrada de Palako en la “pileta” llegando de la fiesta de la noche anterior a las 3 P.M. "What Happens in Vegas… not always stays in Vegas". Para el Top del Verano este rato.
Y… llegué a Madrid.
Distinto. Feliz. Alegre. Pleno. Contento. Con ganas de volver. Con pena por haberme ido. Con ganas de volverme a ir para vivir más cosas así. Decía yo en Instagram que cuando me iba Buenos Aires estaba triste.
Lo cierto es que el año 2017 está siendo un año para enmarcar. Después de un 2015 y 2016 con muchos sucesos. Este año está resultado un año muy especial, y este periplo de dos meses en continuo movimiento me ha hecho encontrar un balance personal – profesional que hacía tiempo que no tenía. Ahora a completarlo.
Life is like riding... |
Voy a terminar esta infinita historia – que no es más que un pequeño resumen de todo lo sucedido – con la última interacción con amigos. Ni decir cabe que en todo este tiempo he estado en contacto por Internet con mis amigos de todo el mundo. Con mis compañeros de Telefónica en Madrid, con mis amigos personales en Madrid, con mi hacker & Survivor y con los amigotes esos con los que compartes chistes malos. Muchos de ellos me siguen por Internet, y Alejandro Ramos me envió justo anoche, tras leer mi última entrada en Instagram esta foto de lo que acaba de ver. Una casualidad. Pero la frase me encanta, sobre todo por lo que significa la bici para mí.
Saludos Malignos!
Pero que bien escribes. Un domingo más superas a Arturo Pérez-Reverte y hoy era muy, muy difícil. Descansa. Buen domingo.
ResponderEliminarNo he podido dormir la siesta del domingo...trepidante historia. Vitalidad pura.
ResponderEliminarGracias Chema por darte el tiempo de escribir y compartir tus vivencias y sentimientos. En tu paso por Chile, y gracias a nuestro amigo Joaquín tuve la gran oportunidad de conocerte y compartir un momento único e inolvidable en mi vida. Gracias nuevamente por ser un gran persona, generosa, sencilla y sensible. Abrazos desde Chile y te esperamos pronto.
ResponderEliminarGenial como la vida y motivador como el día a día, me has transportado a esas aventuras que tantas ganas dan de vivirlas
ResponderEliminarLa entrada más larga que jamás he leído de Chema Alonso, confirmando lo que ya sospechábamos:
ResponderEliminar¡ES IMPRESCINDIBLE, NECESARIO PUES, HACER Y REALIZAR LO QUE A UNO LE APASIONA!
Parabienes, magnífica travesía, en vez de "Jasón y los Argonautas" ésta sería «Chema y los Cibernautas» ja ja ja.