Te observo. Pintas. Estás concentrada. En silencio. Lo haces con muchos colores. Has cogido mis rotuladores. No sé si es un dibujo de píxeles en cuadrícula. O tal vez es de puntillismo. O una carta de amor de esas que me escribes. Con tu mano siniestra. No se te oye. Te encanta dibujar. Tus cuadros decoran mi vida cada vez que cruzo el pasillo. Estás ahí. Cerca de mí. Tus óleos. Tus acuarelas. Tus dibujos con rotulador. Todos son tú. De vez en cuando me miras. Necesitas saber que estoy cerca. Vuelves a concentrarte.
Desde pequeña me buscas nada más abrir el ojo por la mañana. Quieres que esté cerca. Si duermes conmigo me tocas con el pie periódicamente. Cada hora. Para saber que estoy ahí. Para que no me escape. Para que no me vaya volando con el Dragón Matías. Me necesitas alrededor. Necesitas tenerme cerca. Desde que eras un bebé. Jugar conmigo. Dibujar monstruos conmigo. Colorearlos conmigo. El resto de los niños y niñas no eran tan importantes. Tu papaíto era más grande. Te bastaba con él. Era normal. No había niños en la familia cuando tú llegaste. Fuiste la primera.
Te observo. Lees. Tienes tu marcapáginas al lado. Estás con tus gafitas concentrada. En silencio. Lees a Harry Potter. Ya eres mayor. Ya no quieres los cuentos de dragones que te regalaba. Estás tranquila. De vez en cuando me miras. Para saber que sigo ahí. Cerca de ti. Sentado en el sofá con mi ordenador. Estás emocionada. Te he prometido la segunda parte cuando te acabes la primera. Como cuando te regalé todos los libros de Los Descendientes. Te gustan las historias de magia y fantasía.
Desde pequeña querías que te contara cuentos. Querías saber más de las aventuras del Dragón Matías. Te gustaba hablar con él. Te gustaban los cuentos que rimaban. En los que había música en las frases. Las leíamos juntos. Escuchábamos la poesía de las rimas antes de acostarte. Luego, te quitabas las gafas y te hacías una bola. “Quédate conmigo un ratito, papá”. Y no me dejabas ir. Me agarrabas la mano. Me acariciabas la mano con un dedo. Me compartías con Pepito y tu Estrelliti.
Te observo. Sales de clase. Siempre eres la última. Cargada con tu mochila. Con todos los libros. Con todos los cuadernos. Con más de lo que necesitas. Siempre quieres tener todo por si lo piden. No te gusta llamar la atención por nada. No te peleas por estar un puesto más adelante en la fila. No quieres que te regañen por no haber hecho una tarea. Bajas las escaleras. En silencio. Me buscas entre la multitud de padres mientras desciendes. Te levanto la mano feliz. No te llamo por tu nombre. Te da vergüenza cuando lo hago. Sonríes ampliamente. Te abrazas a mí. Intensamente.
Desde pequeña tus abrazos son largos. Son intensos. Te emocionas con ellos. Siempre te pedía lo mismo. Cinco besos, tres “¡Ays!” con abrazos y un beso de gnomo. Cuando me iba de casa podías estar abrazada a mí eones. No querías senpararte de mí. Querías fundir nuestras esencias. Me besas. Acabas de darme un beso ahora mismo mientras te escribo este texto. Estabas pintando y te lo he pedido. “Son gratis papá, te doy todos los que quieras”. Eres todo amor. Eres consciente de que los momentos pasan y quieres retenerlos.
Te observo. Estás con tu placa de Arduino. Concentrada. En el curso de Girls & Tech de verano en Telefónica. Haciendo no sé qué con un helicóptero. Estás concentrada. En silencio. Al principio no querías apuntarte. Querías estar en la piscina jugando al Virus. O al UNO con tus amigas. Querías estar con papá pero yo te forcé a ir al curso. Estás con otras niñas. También te apunté yo a los cursos de robótica a los que vas desde que tienes cinco años. Al principio no querías ir tampoco. Eres princesa. Quieres bailar. Quieres pintar. Quieres patinar. Montar en mi skate. Pero ahora te gusta la tecnología. Instalas las apps a toda la familia. Usas tu iPod Touch y tu Surface con naturalidad. Quieres un iPhone. Aún eres muy niña.
Hiciste tu primer hack cuando eras muy pequeña. Te lo he contado muchas veces. Te encanta oírlo. Tenías minutos. ¡Qué digo minutos! Tenías segundos. Llorabas. Llorabas mucho. Tu papá te tenía en las manos. Eras diminuta. Llorabas. Te miraba extrañado. No estaba preparado para eso aún. Y me hackeaste. Me hiciste jailbreak. Me cambiaste la features. En unos segundos me parcheaste el kernel. Hiciste una elevación de privilegios y me owneaste el core. Para siempre. Te guste o no la tecnología. Eres mi hacker.
Saludos Malignos!
Figura 1: Mi hacker |
Desde pequeña me buscas nada más abrir el ojo por la mañana. Quieres que esté cerca. Si duermes conmigo me tocas con el pie periódicamente. Cada hora. Para saber que estoy ahí. Para que no me escape. Para que no me vaya volando con el Dragón Matías. Me necesitas alrededor. Necesitas tenerme cerca. Desde que eras un bebé. Jugar conmigo. Dibujar monstruos conmigo. Colorearlos conmigo. El resto de los niños y niñas no eran tan importantes. Tu papaíto era más grande. Te bastaba con él. Era normal. No había niños en la familia cuando tú llegaste. Fuiste la primera.
Te observo. Lees. Tienes tu marcapáginas al lado. Estás con tus gafitas concentrada. En silencio. Lees a Harry Potter. Ya eres mayor. Ya no quieres los cuentos de dragones que te regalaba. Estás tranquila. De vez en cuando me miras. Para saber que sigo ahí. Cerca de ti. Sentado en el sofá con mi ordenador. Estás emocionada. Te he prometido la segunda parte cuando te acabes la primera. Como cuando te regalé todos los libros de Los Descendientes. Te gustan las historias de magia y fantasía.
Desde pequeña querías que te contara cuentos. Querías saber más de las aventuras del Dragón Matías. Te gustaba hablar con él. Te gustaban los cuentos que rimaban. En los que había música en las frases. Las leíamos juntos. Escuchábamos la poesía de las rimas antes de acostarte. Luego, te quitabas las gafas y te hacías una bola. “Quédate conmigo un ratito, papá”. Y no me dejabas ir. Me agarrabas la mano. Me acariciabas la mano con un dedo. Me compartías con Pepito y tu Estrelliti.
Te observo. Sales de clase. Siempre eres la última. Cargada con tu mochila. Con todos los libros. Con todos los cuadernos. Con más de lo que necesitas. Siempre quieres tener todo por si lo piden. No te gusta llamar la atención por nada. No te peleas por estar un puesto más adelante en la fila. No quieres que te regañen por no haber hecho una tarea. Bajas las escaleras. En silencio. Me buscas entre la multitud de padres mientras desciendes. Te levanto la mano feliz. No te llamo por tu nombre. Te da vergüenza cuando lo hago. Sonríes ampliamente. Te abrazas a mí. Intensamente.
Desde pequeña tus abrazos son largos. Son intensos. Te emocionas con ellos. Siempre te pedía lo mismo. Cinco besos, tres “¡Ays!” con abrazos y un beso de gnomo. Cuando me iba de casa podías estar abrazada a mí eones. No querías senpararte de mí. Querías fundir nuestras esencias. Me besas. Acabas de darme un beso ahora mismo mientras te escribo este texto. Estabas pintando y te lo he pedido. “Son gratis papá, te doy todos los que quieras”. Eres todo amor. Eres consciente de que los momentos pasan y quieres retenerlos.
Te observo. Estás con tu placa de Arduino. Concentrada. En el curso de Girls & Tech de verano en Telefónica. Haciendo no sé qué con un helicóptero. Estás concentrada. En silencio. Al principio no querías apuntarte. Querías estar en la piscina jugando al Virus. O al UNO con tus amigas. Querías estar con papá pero yo te forcé a ir al curso. Estás con otras niñas. También te apunté yo a los cursos de robótica a los que vas desde que tienes cinco años. Al principio no querías ir tampoco. Eres princesa. Quieres bailar. Quieres pintar. Quieres patinar. Montar en mi skate. Pero ahora te gusta la tecnología. Instalas las apps a toda la familia. Usas tu iPod Touch y tu Surface con naturalidad. Quieres un iPhone. Aún eres muy niña.
Hiciste tu primer hack cuando eras muy pequeña. Te lo he contado muchas veces. Te encanta oírlo. Tenías minutos. ¡Qué digo minutos! Tenías segundos. Llorabas. Llorabas mucho. Tu papá te tenía en las manos. Eras diminuta. Llorabas. Te miraba extrañado. No estaba preparado para eso aún. Y me hackeaste. Me hiciste jailbreak. Me cambiaste la features. En unos segundos me parcheaste el kernel. Hiciste una elevación de privilegios y me owneaste el core. Para siempre. Te guste o no la tecnología. Eres mi hacker.
Saludos Malignos!
Me encanta el final. A mi también me hackeó una mocosa llorona recien nacida. Nunca he vuelto a ser el mismo. Gran post. Gracias!
ResponderEliminarWow finalmente somos corazones rojos, llenos de emociones y sensibles que ante la mas noble sonrisa o petición de juego, caemos rendidos.
ResponderEliminarLas ING. Sociales de nuestro corazón.
Grandioso!
ResponderEliminarHermoso post!
ResponderEliminarQue buen gesto chema!!! muchos saludos como siempre
ResponderEliminarEscribes muy bien chema, sabes llegar al corazón, felicidades por esa hacker. Saludos!
ResponderEliminaraaaaaaaahhhhhhhh qué hermoso!!!!
ResponderEliminardisfrutala mucho, crecen rapidísimo
Hola chema, eres adminirable. He aprendido mucho contigo. Soy de Colombia y te sigo hace años. Te escribo para decirte GRACIAS y me gustó mucho este post, contigo he aprendido cosas técnicas; pero también a ser más humano.
ResponderEliminarEspero ser hackeado como tú, cuando tenga un hij@.
Gracias Chema, que Dios te bendiga hoy y siempre.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarChema, un gran post sin duda, me refleja mucho tu relato, tengo una princesa de 5 años y son maravillosas lo que te pueden Jaquear. Se ve lo buen tipo que eres, ya nos conocimos en Chile, en el HHH Chema & Friend con Joaquín, siempre te estoy leyendo, viendo y aprendiendo más, pero este relato fue diferente, es el Chema fuera del Hacker.. puro corazón de padre. Un abrazo amigo.
ResponderEliminarGracias Chema. Me has hecho llorar. Sigo todos tus tutos, pere este me ha llegado hasta el nivel -1.
ResponderEliminarQue grande eres jodio. Eso si es educar, seguro que podrías escribir un par de libros de cómo hackear la educación de tus hijos, gran selección de libros!
ResponderEliminarHola Chema, que emotivo mensaje y que orgullosa se debe sentir tu hija. Para los que tenemos una hija, así la mía este en el cielo, y nos apasiona la seguridad, estas palabras nos han llegado al alma y sacado recuerdos, nostalgias y lagrimas. Gracias !
ResponderEliminaremocionante la vida, y como la contas, deja a la princesa elegir, que dibuje y lea Ende y mas de lo fantastico, disfruta todo el tiempo con ella, crecen rapido, y que mensaje ese que te puso que te quiere mas que vos a ella, "con seguridad", jajaja ya tiene inculcada y bien absorbida la seguridad......ah, y telefonica
ResponderEliminar;)
Ohh! que bonito, me ha hecho llorar :')
ResponderEliminarHermoso post. Estoy llorando. 😭😭😭
ResponderEliminarSin parar de llorar, no puedo leer a Survivor aun..
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