Post a Post: 15 años escribiendo “Un informático en el lado del mal”
Es increíble cómo pasa el tiempo. Cómo va de rápido. Cómo vuela. Hoy hace ya eso que dice el título. Un total de 15 años desde que comencé a escribir este blog. Y cuando miro hacia atrás, despacio, cerrando los ojos y repasando los años uno a uno y cómo mi vida ha ido dando tumbos y cambiando… me da vértigo. He pasado de ser un “joven” de treinta años que estaba empezando a gobernar su vida, para convertirme en un hombre de muchos años y muchas vivencias.
No me malinterpretéis. Sigo mirando a ese de treinta y veo muchas similitudes con el de hoy en día. No ha cambiado tanto en esencia. Me ha dado tiempo a errar y equivocarme mucho, pero a fuerza de hacer tantos intentos en todo, también me ha dado ocasión de cosechar algunas satisfacciones personales. Y he ido acompañando mi vida con escritos en este blog. Post a Post. Tal y como se construye una casa, ladrillo a ladrillo.
Y en cada uno de los artículos he ido dejando algo de mí. Algo que sabía. Algo que opinaba. Algo que sentía. Algo que compartía. Algo que escondía cifrado solo para mí. E incluso algunos con cifrados de clave pública para que fuera más divertido el tránsito de los comandos. Ha sido un viaje hasta aquí, y espero que siga siéndolo por muchos años más.
Mi autoimpuesto método de flagelación personal sacando tiempo cada día para este enemigo mío. Para este insaciable monstruo de las galletas que necesita más y más letras. Más sangre en forma de tinta vertida digitalmente en una plantilla que ni he cambiado ni cambiaré pese a los enamorados de la moda. Lo que cuenta es la historia que voy dejando para mí, no la edición en cartoné, bolsillo o retapada, que se haga de las letras que voy cosiendo mientras aporreo teclas una a una.
También es, para mí, una sucesión de compañeros de camino. Algunos que comenzaron conmigo y siguen aquí, otros que se fueron, otros que llegaron. Personas. Vivencias. Pruebas. Hacks. Polémicas. Desvaríos tecnológicos. Aprendizajes. Enseñanzas. Aventuras sin fin en un mundo que nunca se termina. Que continúa más allá de lo que nosotros vemos hoy. Más allá de lo que el tiempo que nos ha sido asignado nos dejará ver. Por eso siempre hay algo que postear nuevo.
Al principio, este blog no era nada más que para lo que fueron creados. Un cuaderno de bitácora para ser mi “Personal Brain Dump”. Luego fue mi columna de opinión. Mi psicólogo. Mi amigo en soledad. Mi novia en la mañana. Con la que desayunar en una cafetería y contarle lo que he vivido después de estar tiempo sin vernos. Mi sala de juegos con amigos. Mi púlpito. Mi asiento en primera fila para ver un espectáculo. Todo ello en un rincón pequeño que fue creciendo y creciendo… hasta cumplir los quince años.
Y es que, si alguna vez tuvo alguna vez un objetivo escribir este blog, hace mucho que lo perdió. Hace ya mucho tiempo que este rincón dejo de ser un medio para ser un fin. Para ser en esencia lo que es sin tener más que cumplir que enchufar a Chema Alonso a Matrix. A conectar todos los poros, de mi ser físico a la red de redes para llegar más lejos de lo que un grito mío puede hacer a través del aire. Para llegar allí a donde mis piernas no me van a poder llevar nunca.
Figura 1: Post a a Post: 15 años escribiendo “Un informático en el lado del mal”
No me malinterpretéis. Sigo mirando a ese de treinta y veo muchas similitudes con el de hoy en día. No ha cambiado tanto en esencia. Me ha dado tiempo a errar y equivocarme mucho, pero a fuerza de hacer tantos intentos en todo, también me ha dado ocasión de cosechar algunas satisfacciones personales. Y he ido acompañando mi vida con escritos en este blog. Post a Post. Tal y como se construye una casa, ladrillo a ladrillo.
Y en cada uno de los artículos he ido dejando algo de mí. Algo que sabía. Algo que opinaba. Algo que sentía. Algo que compartía. Algo que escondía cifrado solo para mí. E incluso algunos con cifrados de clave pública para que fuera más divertido el tránsito de los comandos. Ha sido un viaje hasta aquí, y espero que siga siéndolo por muchos años más.
Mi autoimpuesto método de flagelación personal sacando tiempo cada día para este enemigo mío. Para este insaciable monstruo de las galletas que necesita más y más letras. Más sangre en forma de tinta vertida digitalmente en una plantilla que ni he cambiado ni cambiaré pese a los enamorados de la moda. Lo que cuenta es la historia que voy dejando para mí, no la edición en cartoné, bolsillo o retapada, que se haga de las letras que voy cosiendo mientras aporreo teclas una a una.
También es, para mí, una sucesión de compañeros de camino. Algunos que comenzaron conmigo y siguen aquí, otros que se fueron, otros que llegaron. Personas. Vivencias. Pruebas. Hacks. Polémicas. Desvaríos tecnológicos. Aprendizajes. Enseñanzas. Aventuras sin fin en un mundo que nunca se termina. Que continúa más allá de lo que nosotros vemos hoy. Más allá de lo que el tiempo que nos ha sido asignado nos dejará ver. Por eso siempre hay algo que postear nuevo.
Al principio, este blog no era nada más que para lo que fueron creados. Un cuaderno de bitácora para ser mi “Personal Brain Dump”. Luego fue mi columna de opinión. Mi psicólogo. Mi amigo en soledad. Mi novia en la mañana. Con la que desayunar en una cafetería y contarle lo que he vivido después de estar tiempo sin vernos. Mi sala de juegos con amigos. Mi púlpito. Mi asiento en primera fila para ver un espectáculo. Todo ello en un rincón pequeño que fue creciendo y creciendo… hasta cumplir los quince años.
Y es que, si alguna vez tuvo alguna vez un objetivo escribir este blog, hace mucho que lo perdió. Hace ya mucho tiempo que este rincón dejo de ser un medio para ser un fin. Para ser en esencia lo que es sin tener más que cumplir que enchufar a Chema Alonso a Matrix. A conectar todos los poros, de mi ser físico a la red de redes para llegar más lejos de lo que un grito mío puede hacer a través del aire. Para llegar allí a donde mis piernas no me van a poder llevar nunca.
Ahora, cuando me siento a escribir en él lo afronto de otra forma. Con el fuego aún encendido pero controlado por los años, donde puedo elegir qué cantidad de aire meto a la llama, es una sensación que sabe a hogar. Sabe a ese punto de referencia en el espacio que hace que esté donde esté sienta que estoy en casa. Solo con tocarlo. Con entrar en la rutina de sentarme a estar con él un poco. Es como mirar al cielo y encontrar el camino a la ruta de mi día. Me organiza la vida. Me organiza el camino.
Muchas veces me habéis dicho – algunos de vosotros – que os ha venido bien en algún momento de vuestra vida, en mayor o menor media, lo que he publicado en este lado del mal. Algún artículo en el que he compartido consejos, o sobre cómo hacer alguna cosa, o vivencias de experiencias personales. Y me alegra que eso haya sido así, y aún sigáis leyendo todos los días las cosas en forma de post que salen por aquí, pero os garantizo que ha sido puramente egoísta escribir este blog, porque a mí me ha dado mucho más de lo que yo haya podido daros a vosotros a través de él.
Por otro lado, es inevitable no ver la evolución del blog. Yo he evolucionado durante estos quince años. He vivido muchas cosas diferentes. He pasado por experiencias buenas, diferentes y no tan buenas, como cualquiera de vosotros. Pero he sentido todas ellas porque aún sigo vivo. Y esas experiencias han generado un antes y un después en mí como persona. El hombre que entró en esa experiencia salió de alguna manera cambiado. Y por ende, este blog también se transformó. Como yo. Y seguirá haciéndolo. Seguirá siendo un reflejo en azul oscuro de mí, de mi trabajo, de mis experiencias y mis cosas a lo largo de los días. Y por tanto cambiará también en 2021. Un poco. A lo mejor casi imperceptible, que los cambios necesitan distancia para poder ser notados.
Así que seguiré escribiendo. Consumiendo los días que le queden a este blog, pues inevitablemente, tanto el tiempo de mi blog, como el mío, tienden a reducirse día a día. Ni rápido, ni lento, solo que ya hemos quemado – él y yo – quince años de camino. No sé los que nos quedarán, que ojalá sean muchos, pero lo que si puedo deciros es que, más que probablemente, lo haremos juntos mientras tenga fuerzas para acariciar las teclas, dictarle con voz, o conectarme cerebralmente a Internet… ya veremos que nos depara el futuro.
Saludos Malignos!
Autor: Chema Alonso (Contactar con Chema Alonso) (Consigue 100 Tempos gratis con ESET)
4 comentarios:
Simplemente gracias! Dure lo que dure :)
Muchos años Chena! Que suena un poco a despedida
Muchas gracias Chema por tantos años
Sigue siendo la primera página que abro al empezar mi día! Gracias por el enorme esfuerzo que haces; a pesar de tus responsabilidades siempre nos ayudas y ofreces información de calidad que da gusto leer! Eres muy grande!
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