En el medio del camino
Encontrar un momento, un día, y un espacio de tiempo para escribir cosas para mí en este rincón cada vez se hace más difícil. Cada vez encuentro menos ratos en los que puedo sentarme a hablar conmigo a través de esta página. Y esto es algo que he hecho muchas veces a lo largo de estos quince años en los que he estado dándole al botón de publicar. Ratos en los que me cuento cosas, me regaño o me animo.
Hoy he querido que sea ese rato, para acordarme de este instante cuando vuelva a releerlo. Al final, dejarme posts escritos es una bonita máquina del tiempo para decirme cosas. Hay otras personas que se hacen tatuajes para recordar cosas, otras se envían e-mails programados para dentro de un año que les recuerden algo, otras hacen capturas de conversaciones de WhatsApp y las guardan en su Dropbox, yo me dejo escritas cosas en el lado del mal. Para conservar una sensación guardada en un instante de tiempo cincelada con palabras sobre la página de un artículo del blog.
En este instante de ahora mismo, con mi portátil en las rodillas, escuchando música de esa corta-venas de la que a mí me gusta, estoy escribiéndome a mí, para recordarme algo. Un recuerdo escondido. Una sensación de esas que nos acompañan y que están siempre con nosotros pero no las vemos. De las que sabemos que están olvidadas en algún rincón sin recoger de nuestra cabeza. En nuestra realidad. Esa que acaba siempre siendo terca y persuasiva. Un pequeño detalle que ha saltado cuando he revisado mi calendario. Estoy haciendo una cosa nueva de la que pronto os hablaré y al ir a buscar huecos para ella me he tenido que ir muy lejos en las semanas.
¿Tantas cosas tengo por hacer?
Si no tengo huecos en el calendario, es que aún tengo que hacer muchas cosas, he pensado. No puede ser, me he dicho. ¿Con todo lo que he hecho en lo que llevo vivido, aún tengo tantas cosas que hacer? Pues sí. Y no has hecho tanto, solo estás en el medio del camino, que es exactamente el destino final. No has hecho nada, ni queda por hacer nada. Porque realmente que estés aquí, en mitad de muchas cosas hechas, y muchas cosas por hacer es exactamente el punto destino. El lugar de la pista en el que has querido bailar. No hay más ni menos. Ni menos ni más. Siempre puedes dejar la pista y sentarte a ver como otros bailan, pero la gracia es estar aquí, en mitad de un calendario lleno por detrás y por delante y que todas las cajas sean cosas que tengan que ver con algo que a ti te aporta.
De hecho, la gracia mirando el calendario, es que me permitieran vivirlo como una cinta "que parece" infinita en una Máquina de Turing al estilo TENET. Es decir, que pudiera ir adelante o atrás en el calendario y vivirlo otra vez. Volver a abrir la puerta de Informática 64 y preguntar por la maquetación del primer libro, o de cómo iba el módulo de DNS Caché Snooping de FOCA. O moverlo adelante y preguntar por el "minuto y resultado" de la Gira Technet. O llevarlo adelante en el tiempo y estar subido en un avión para ir a Las Vegas a dar una charla en DefCON, o para organizar la cena de los hispanos después de mi charla. Flash Forward y estar en el primer Security Innovation Day de ElevenPaths. Volver a mover el calendario y estar con mi hija subido al escenario presentando AURA, y volver a llevarlo al futuro, y estar en 2025 en mi evento de equipo, haciéndonos una foto después de haber conseguido lanzar el primer robot para el el hogar que haga algo chulo.
No se trata de llegar a ningún sitio. Siempre tengo el calendario lleno, pero es porque mi destino final era estar en el medio del camino. Hasta que sin darme cuenta sea el final. Y ya. No se trata de conseguir salir de la autopista, sino que las cajas que hay en el calendario sean divertidas. Y que haya cajas que digan también cosas como "paseo por el monte", "monopatín", "cena con los niños perdidos", "graduación de Mi Hacker", "Watchmen episodio final", "comida en la sierra", "carrera 5K", "mamá", "patines" "cine", "ruta bicicleta", "concierto Despistaos", "Todopoderosos", "charla en CON", "lectura", y otras muchas cosas que hacen que mi calendario vaya abriéndome franjas temporales de cosas que complementan el yo que soy. El yo que pinta mi agenda. El que me da la impronta que tengo.
Por desgracia, con los años también llegan otras cajas que molan menos, como pruebas médicas, un corazoncito que se cansa de latir, o pinchazos para hacerte análisis, accidentes de esos que me gano yo por ser cómo soy, y otras cosas que a todos los seres humanos nos suceden - que nadie sale vivo de aquí -, pero esas pasadas por el taller y la ITV son solo una parte más de la configuración de la agenda. Unas cajas que no se pueden cambiar, como cuando mi jefe me pone una reunión. No se toca. La ha puesto el jefe. Pues las pasadas por el taller no se tocan, las ha puesto el jefe.
Hoy tengo una de esas pasadas por el taller, y es solo una caja en el calendario. Como otras más que tengo durante el día. Otras son de otras cosas. Y he estado buscando un hueco en mi agenda para ir con el monopatín la semana que viene algún rato. Y para acabar la serie de Watchmen, que la tenía pendiente, y Walking Dead que estoy viendo los nuevos. Y Falcon & Winter Soldier. Y leer mi libro. Y ver la nueva peli de Rodrigo Cortés. Y para estar con los amigos otra vez. Y luego otra caja de las que te pone el jefe. Y otra vez una comida en Móstoles. Y luego la nueva idea para el nuevo servicio.
Así que, si estás en el medio del camino bailando, y no es la música que te gusta... mal. Pero si estás en medio del camino y puedes vivir tu calendario back & forth que dicen algunos guiris, entonces no te quejes de que tienes muchas que hacer, porque es que has llegado, que esto no va de otra cosa más que de bailar temazos.
Chema Alonso (Contactar con Chema Alonso) (Consigue 100 Tempos gratis con ESET)
2 comentarios:
Buena reflexión, si señor.
suerte en el taller hoy
Ni Aristóteles lo explicó tan claro. Lo más sencillo a veces es lo que más nos cuesta aceptar, y necesitamos recordarlo a menudo para no liarnos con cuentos chinos.
Mucha fuerza con esas revisiones, seguro que podrás surfearlo a tu manera.
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