"Vamos a montar una empresa". "Ni de coña".
No tenía ni idea de lo que significaba eso de "start-up". Y llevaba ya varios años con Informática 64. Ni idea cuando lo escuché por primera vez. Tampoco sabía mucho inglés, así que podría significar cualquier cosa en mi cabeza. Había montando con mi colega de toda la vida Informática 64 en el año 1999, pero para nosotros no era ninguna "start-up" de esas que empezaba a tener la gente después. Nosotros montamos una empresa. Para trabajar. Para hacer proyectos.
He contado muchas veces esa historia, y es tan verdad como que ahora yo soy el responsable de las start-ups y la innovación en Telefónica. Pero en aquel Enero de 2012 cuando me reuní con un ejecutivo de la gran Telefónica por primera vez en su despacho en el Edificio Sur 3, no tenía ni idea. Yo no sabía muy bien para qué era la reunión, así que la decliné un par de veces porque el que me convocó no sabía decirme en detalle para qué era. Pero una vez allí descubrí que iba a ser una reunión muy agradable porque sólo se trataba de enseñarme, y que le diera mi opinión, su proyecto, llamado, Wayra.
Recuerdo que me preguntó sobre cómo sería el mundo de la tecnología en el futuro, y yo le dije que no tenía ni idea. Que aún me resistía a usar WhatsApp. Y entonces comenzó una conversación que fue más o menos así.
- "¿Has oido hablar de Wayra?".
- "No, ni idea".
- "Es una aceleradora de startups que hemos abierto en Madrid".
- "No me enterado. En mis RSS no me ha salido nada."
- "Bueno, pues es una aceleradora de startups, ¿sabes lo que es?".
- "No. Lo siento. Es la primera vez que lo escucho. Yo soy más de seguridad informática y hacking".
- "Us una empresa que se dedica a incubar a startups para que crezcan".
- "Lo siento, pero es que no sé tampoco qué es una startup."
- "¿Pero tú no tienes una startup?".
- "¿Yo? No que yo sepa".
- "¿Pero Informática 64 no es tuya?".
- "Y de Rodol. Pero eso no es una startup, ¿no?".
- "¿Pero Informática 64 no es una empresa que habéis creado para crecerla?".
- "Bueno, la creamos para trabajar, que teníamos que facturar los proyectos".
Y así fue mi primera entrevista de trabajo, sin saberlo, con quién sería mi jefe durante ya casi diez años. En dos semanas estaría trabajando con él. No acertando ni una sola de las cosas que me preguntó. Pero muchas veces recuerdo con humor aquello. No porque no supiera qué era una start-up, ni un aceleradora de start-up, ni tan siquiera Wayra. Ni estaba en los círculos de emprendimientos, ni de emprendedores, ni tenía idea del ecosistema de fondos, aceleradoras, rondas de VCs, ni cómo se organizaba este ecosistema que hoy, diez años después, conozco algo más.
Claro, si eso fue en el año 2012, imaginaos la puñetera idea que teníamos Rodol y yo de estas cosas allá por el año 1999, cuando tomando un café en la cafetería La Flecha de Móstoles, le propuse a Rodol montar una empresa. La conversación fue también del estilo de la anterior, y me he reído muchas veces contándolo y recordándolo con él. Hoy, que teníamos casi, casi, casi, la mitad de los años que tenemos hoy. La charla fue tal que así:
- "Rodol, vamos a montar una empresa".
- "Ni de coña."
- "Que sí Rodol, que tenemos muchos proyectos y podemos montar un equipo chulo."
- "Que no, Chema, que ni de coña me meto yo en una empresa."
- "Que sí, Rodol, hazme caso. Vamos a montarla. Tú y yo."
- "No va a pasar Chema".
Pero sí que pasó.
Y claro que entiendo a Rodol. Ninguno de los dos teníamos puta idea de cómo funcionaba una empresa de verdad. Nuestras experiencias previas habían sido de colegas pagando autónomos y no mucho más. No sabíamos nada de contratos de personal, de gastos de empresas, de escrituras, notarios, y nada parecido. Ni puta idea. Pero... ya lo aprenderíamos.
Al final, lo que hemos llevado dentro han sido ganas de hacer cosas chulas. Proyectos. Emprender cosas no para montar start-ups con el objetivo de ser multimillonarios. Al contrario, montar empresas y proyectos porque molaban, porque podía ser divertido, porque nos ayudaría a ganarnos la vida con algo que nos gustase. Y eso era genial. En un mundo donde Rodol hacía trabajos de repartidor y mil y una otra cosa, y yo tenía que ir a pintar pisos o trabajar en obras de albañilería, el soñar con tener una empresa para ganarnos la vida con la informática, haciendo proyectos de todo tipo... era nuestro éxito.
Hoy en día, con mucha perspectiva de años detrás, sigo aferrándome a aquella sensación. A mis amigos de siempre que me recuerden de dónde vengo, qué no siempre fue así. Que me obliguen a mirar al pasado para que esté feliz de haber logrado el sueño de ganarme la vida con la informática. Y que me obligue a seguir haciendo cosas, proyectos, empresas o start-ups. Por el camino hicimos Informática 64, 0xWord, ElevenPaths, todos los proyectos en Telefónica con Aura, Movistar Home, Living Apps, LUCA, y ahora MyPublicInbox.
Y no teníamos ni puta idea de nada.
De nada. Y tampoco teníamos a nadie que nos enseñara. Ibamos aprendiendo cada día. Hacíamos, hacíamos, hacíamos, probamos, cambiamos, peleamos, sufrimos, y seguimos aprendiendo. Hoy, en los nuevos proyectos, en las nuevas iniciativas, sigo manteniendo esa idea de pelear, hacer, probar, cambiar, hacer, y aprender cada día un poco más.
Y no os cuento esto solo por casualidad. Os lo cuento porque creo que es una pena que tengamos tan pocos emprendedores en este país. Claro que hay emprendedores, no me malinterpretéis. Tenemos un buen número de referencias que son para quitarse el sombrero. Pero nos faltan muchos más, y creo que falta un poco de empujón en mi querida Universidad, y en los centros de enseñanza media.
Sí, sé que nos falta mucho con medios privados y con una administración pública más ágil, y lo sé por experiencia propia, porque recientemente tenido la experiencia de esperar 4 meses para recibir las escrituras del registro de una start-up en Madrid. Cuatro meses esperando a poder operar y facturar porque tenía que pasar por el registro de Madrid. El ecosistema para emprender no está hecho para que sea un camino de rosas. Falta financiación, apoyos por doquier, no todos quieren que cuando alguien monta una empresa le vaya bien, y mil una más trampas. Y hay muchos impuestos y gastos al inicio que no suelen ayudar a montar una empresa. Totalmente de acuerdo.
Pero aún así, lo que más nos falta son emprendedores que con veinticinco años estén emprendiendo, haciendo cosas para cambiar cosas. Sin tener ni puta idea de cómo será el futuro, ni conocer todos los detalles que tiene montar una empresa. Pero con ganas. Porque hayan tenido referencias, porque en la universidad les hayan empujado a ello. Porque quieran seguir su camino. Y mientras que crezcan, que aprendan y cambien nuestra sociedad.
Si tenemos una sociedad donde empujamos a los jóvenes a buscar seguridad, competir por un puesto de funcionario o por un contrato en una empresa que dure lo más que se pueda, no vamos a tener locos de esos que se arruinan, que se forran a ganar pasta con ideas locas que han resultado ser útiles en la sociedad de hoy en día, y que ayudan con la riqueza que generan con sus nuevas empresas a que nos vaya mejor a todos.
Por supuesto, emprender no es fácil, y más vale que tengas aguante, que te guste la adrenalina, y tengas muchas ganas. Porque va a ser un viaje... ouh, yeah! No porque un día digas "voy a montar una empresa" o, perdón, "una startup", todo el mundo te vaya a ayudar. Ni de broma. Sorprende ver la gente que te ayuda y sobre todo la que no te ayuda y no te apoya cuando comienzas una andadura así, pero es el precio que tiene el controlar cómo quieres ganarte la vida, para hacer con algo que te guste mucho creándolo tú mismo. Solo eso. Que no es poco.
¡Saludos Malignos!
2 comentarios:
Ains Chema, me ha encantado.
Y cuánta razón tienes en que hacen falta más emprendedores en este país. El problema, no obstante, es el que ya sabes.
Que la administración es de todo menos simple, y todas las trabas que tenemos los que montamos algo echan como es normal para atrás a muchos.
Pero como ya dije en su día, emprender es una mierda, pero también lo mejor que he hecho en mi vida.
Gracias por compartir esta experiencia con nosotros jefe. ¡Y a ver cuándo volvemos a tomar una!
Hola Chema, es muy probable que los hijos de emprendedores hayan visto lo que se sufre con una empresa en este país y sean los propios padres los que digan: “No hijo, no quiero esto para ti”, es triste, pero es así. En este país, o eres muy brillante, o como dice Borja Andanero (ThePowerMBA), tienes que tener un producto de éxito, que será lo que haga triunfar tu Startup y ahí luchar para que los organismos no te quiten tu idea y las ganas de luchar...
Por otro lado, estoy de acuerdo, en las universidades falta visión empresarial, porque se está creando “minions” que siguen a un líder.
Un saludito! 👋🏻
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