Los relatos ganadores del Concurso de Mara Turing
Esta semana han salido los ganadores del Concurso de Relatos de Mara Turing, que se llevarán el pack de libros con la trilogía de Mara Turing de Javier Padilla, y el libro de Jinetes en la tormenta de JM Ferri. Luego, todos los ganadores tendrán el gran premio de tener una sesión privada con tres grandes hackers, como son Yaiza Rubio, Selva Orejón y Marta Barrios, para poder charlar con ellas.
La lista de ganadores la ha publicado la cuenta de Mara Turing, y son los siguientes que tienes por aquí. La ganadora ha sido Sandra García (16 años), con su divertido relato de "Abuela Hacker", y los finalistas relatos finalistas han sido los de Irene Pardo (10 años) y Marcos Spidercos (14 años), que os dejo por aquí publicados para que los podáis leer.
Son tres relatos curiosos que hablan de Hacking con un problema de Broken Session, de Malware y de Growth Hacking. Temas técnicos, pero "relatizados" para dejar volar la imaginación con sus protagonistas.
Dolores, una mujer de 79 años, se sentó en la silla, le quitó el polvo al teclado y encendió el ordenador. Hacía ya dos semanas que su hijo José María Santa Cruz se lo había traído y la había enseñado a usarlo. Esa misma mañana, dicho hijo, la pidió que entrase en su cuenta del banco y que se la revisase ya que él no tenía tiempo. Era una tarea sencilla, lo único que había que hacer era: entrar en la web del Banco, poner los datos y revisar las cifras (y si se sentía atrevida, cerrar sesión). Sencillo, ¿no?
Dolores cogió el post-it amarillo chillón de las contraseñas, inició sesión y buscó en "San Google" la web del banco. El primer paso se encontraba realizado. Decidida ya a hacer clic en el primer enlace, recordó las palabras de su hijo sobre cyberseguridad y movió el ratón al segundo, pues no quería ningún virus de esos, que ya la costaba mucho cuidar a su marido cuando los pillaba.
Nada más cargar la página, Dolores dirigió el cursor al inicio de sesión. Se apresuró a rellenar los datos de la siguiente manera:
- DNI: 74815543-I
- Contraseña: ************
- Nombre: Chiqui
Como ya os habréis percatado, queridos lectores, Chiqui es el apodo cariñoso de José María, por el cual le llama su madre.
El ordenador no tardó en dar error y Dolores no tardó en enfurecerse diciendo palabras un tanto obscenas. Después de intentar varias contraseñas sin éxito, decidió probar “el truco del almendruco” que le había visto hacer a su hijo. Se fue a la URL del banco, y justo al final, añadió /Chiqui/
Sin saber muy bien lo que estaba haciendo Dolores pulsó la tecla intro que la llevó a una lista de chiquis. Debido a la manía que tenía Dolores de no leer todo el nombre acabó entrando en la cuenta del billonario Chiqui Santa Rita.
En ese mismo momento, Sara, secretaria del banco, recibió una alerta de seguridad por parte de la cuenta de su mayor cliente: Chiqui, el billonario. Esto se debía a que el acceso a la cuenta no estaba hecho desde su mansión en Malibú, donde Chiqui podía sacar y meter dinero sin que nadie de su familia montase un escándalo, ya que se encontraba en Bora Bora con su amante. Pero, si no era Chiqui el que estaba en la cuenta ¿quién era? Sara, sin saber qué hacer, pues nunca había sufrido un ciberataque, llamó al subdirector, el cual llamó al director, el cual, temiendo que el número de ciberataques aumentase, avisó a todo el personal. Total, que en menos de media hora, toda la oficina estaba patas arriba intentando contener aquel ciberataque.
Mientras tanto, Dolores, admiraba incrédula la cantidad de ceros que mostraba la pantalla. No tardó ni tres segundos en llamar a su hijo, quien no dudó en ir corriendo a casa de su madre, sin poder creerse las noticias que está le acababa de dar.
En las oficinas del banco todo era caos hasta que llegó “el de seguridad”, pero para cuando lo hizo, José María ya había cerrado sesión, apagado el ordenador y casi lo había tirado por la ventana. En resumen, el hacker, había desaparecido.
Días después recibieron una carta de una tal Dolores donde relataba cómo había conseguido entrar en la cuenta de Chiqui Santa Rita y, pidiendo disculpas, prometió no volverlo a hacer. El banco respiró aliviado al saber por fin la identidad del hacker y decidieron incrementar la seguridad, no sin antes entregarle una tarjeta VIP a Dolores, quien no entendía lo que había ocurrido, pero que aceptó encantada.
Amistades Hackers. Un nuevo Mundo, por Irene Pardo
Doce años más tarde...
Aquel día era el cumpleaños de Sara. Pensaba que por ser su cumpleaños se merecía un capricho y fue a la sala de recreativos.
Cuando llegó, decidió hacer amigas, y fue hacia Isa y Marta.
¡Hola! Me llamo Sara, hoy es mi cumpleaños. ¿Queréis ser mis amigas?
¡Pues claro! -respondió Marta -¡También es nuestro cumpleaños!
¿A qué hora lo celebráis? -preguntó Sara.
A las 19:30 -respondieron Isa y Marta.
Creo que seremos grandes amigas -dijo Sara.
Cinco años después...
Las tres amigas iban a conocer a su profesor de hacking, y estaban muy ilusionadas.
Bien chicas, para aprender hacking primero debemos saber qué pensáis que es un hacker. Y bien, ¿qué es? -dijo Carl.
Es una persona curiosa, que trabaja para mejorar sus habilidades y conocimientos. Se suele pensar que los hackers son malos, y sólo unos pocos saben que los malos son los crackers.
Correctísimo, Sara. Chicas, debéis formar un grupo que no sean marionetas de los ordenadores, ¿qué me decís? -las animó Carl.
Vale, pero queríamos empezar con algo como un videojuego -dijo Sara.
Vale, ¿sabéis programar algo?
Sí.
¡Pues manos a la obra!
¿De qué queréis que trate?
Podría tratar sobre las mujeres en el mundo de la informática -sugirió Sara.
Veo que ya tenéis las ideas claras…
77 clases más tarde...
¡Hemos terminado el juego! -dijo eufórica Sara.
¿Lo probamos? -sugirió Carl.
¡¡¡SÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍ!!!
Sara le dio al Play y salió un fondo con una mujer que volaba entre nubes y empezó a sonar "Walk Like an Egyptian".
Tras unos minutos, superaron el primer nivel y empezó a sonar "I Love Rock and Roll".
Ahora hay que subirlo a Play Store -dijo Carl.
¿Y no hay nadie que lo haga por nosotras? -preguntó Sara.
¡SÍ! ¡Hay una chica que te sube el juego a Play Store GRATIS!
¿No es sospechoso? -dijo Marta, aunque todos la ignoraron.
Al día siguiente quedaron con ella en New London Cafe. Era rubia, con el pelo largo y una camisa de flores y falda rosa.
¡Hola! Me llamo Samara.
Yo soy Sara, y ellos son Marta, Isa y Carl.
Encantada de conoceros. ¿Traes el pendrive?
Sí, aquí tienes -dijo Sara a la vez que le daba un pendrive.
Cuando Samara llegó a su apartamento, enchufó el pendrive a su portátil y empezó a teclear.
Implantaré un virus en su juego y robaré datos personales de los jugadores sin que nadie se entere. Esto por aquí, esto por allá, y pim, pam, pum fuera. Ahora lo subiré a Play Store.
A la mañana siguiente llegaron los problemas…
Chicos... -dijo Sara -Tenemos un mensaje de Google... Nuestro juego está robando datos personales de los jugadores.
¡SAMARA! ¡¡¡¡VOY A MATAR A ESA CRACKER!!!! -dijo Marta fuera de sí.
TRANQUILA MARTA, TAMPOCO ES PARA TANTO... -dijo Carl -. Tenemos que arreglar el problema y denunciarla. Se me ocurre que de paso podemos dejarla indefensa. Hackearemos su ordenador para borrar el anuncio y ENTONCES la denunciaremos.
Buena idea, ¡¡manos a la obra!!
Tras dos horas de teclear, Sara consiguió entrar al ordenador de Samara.
Ahora toca borrar el anuncio y llamar a la policía. Pero, ¿dónde vive? -preguntó Carl.
En el número veintitrés de la calle Downing Street -dijo Isa muy resuelta.
¿Cómo lo sabes? -ahora Carl admiraba a Isa.
Me lo dijo.
Anuncio borrado y… a llamar a la policía -dijo Marta.
Carl les hizo a las tres amigas una seña para que guardaran silencio.
Buenos días. Una chica llamada Samara que vive en el número veintitrés de la calle Downing Street, sube los juegos de otras personas al Play Store y los hackea para obtener datos personales. ¿Van ahora mismo? Perfecto. Gracias. Hasta luego… Chicas, a Downing Street 23. YA.
Cuando llegaron ya estaba la policía, y la estaba sacando de la casa esposada.
Queda detenida por phishing a jugadores inocentes.
Chicas… ¿Llamar a la poli? ¿Por qué? -dijo Samara.
Nos has hackeado el juego. No pensábamos que fueras capaz de eso-dijo Sara negando con la cabeza.
Os volveré a ver, chicas… y será mucho peor. Será igual que el dolor que causó el padre de Sara a mi familia.
Agentes, deténganse… ¿Que mi padre hizo QUÉ? – Dijo Sara, incrédula.
Tu padre aplastó un broche familiar que lleva SIGLOS en mi familia.
Mi padre nunca haría eso… Agentes, llévensela.
Esa misma noche, Carl ayudó a las chicas a arreglar el problema del juego y los trabajadores de Google volvieron a subirlo.
Se acostaron pronto, ya que estaban muy cansados. Todos menos Sara…
Sara se puso un abrigo y salió del piso hacia la cárcel.
Quisiera ver a Samara, por favor.
(CONTINUARÁ...)
Año 2021: En el Olimpo, se está tramando el mayor golpe nunca imaginado… Las seis diosas (HERA, ATENEA, HESTIA, DÉMETER, ARTEMISA y AFRODITA) han planeado “hackear” a la humanidad, ya que están hartas de que apenas se conozca la mitología griega y ven como los humanos adoran a otros dioses constantemente. Se reúnen a espaldas de los otros seis dioses (ZEUS, ARES, HERMES, POSEIDON, APOLO y HEFESTO), ya que éstos estaban jugando al “God of war” en la Play5 como si no hubiese un mañana, y comienzan a preparar su plan…
En la sala número 8 del Olimpo, consultan el Oráculo terrestre (en él se ve todo lo que pasa en la Tierra). Necesitan a alguien con altos conocimientos tecnológicos e informáticos, y en España ven a una hacker, apodada “Britomartis” (la diosa de las redes), una joven de que tiene unos conocimientos tecnológicos fuera de lo común; deciden escogerla a ella, ya que ven en su librería, todos los libros de Rick Riordan, los clásicos de Homero, Robert Graves y millones de libros de todo tipo.
“Britomartis” está en su habitación, frente a su ordenador planeando cómo mejorar, mediante la programación (con Python, java, etc.), la lectura en su país, ya que ve que es demasiado escasa. De repente, casi se muere del susto al ver a las seis diosas mirándola fijamente.
Cuando se van a presentar, éstas se asombran al darse cuenta que la hacker las reconoce perfectamente:
"Ohhh, por todos los dioses, si sois las diosas del Olimpo… no me lo puedo creer" - dice la joven.
"Buenas noches, joven humana" - responde Hera (diosa del matrimonio) - "hemos venido desde muy lejos a proponerte un plan."
"¿En que podéis necesitarme a mí, vosotras?, ¿no sois todo poderosas?"- replica “Britomartis”.
"Como bien sabes, somos muy grandes, pero en el tema informático estamos bastante perdidas; necesitamos tu ayuda, para hacer que toda la humanidad sepa de nuestras historias y nos adoren por ello"- contesta Artemisa (diosa de la caza)."
"Sí, hemos estado observándote, y hemos visto que eres una estupenda “hacker” y que siempre que haces de las tuyas, no es por beneficio propio ni económico, sino para ayudar a alguien, eso nos gusta"- dice Deméter (diosa del cultivo).
"Hemos pensado que, si hiciéramos un reimplante de conocimientos en todas las web de este mundo, la gente nos conocería sin necesidad de que nos tengan que buscar en internet"- explica Hestia (diosa del hogar)- "y así nos aseguramos de que todo el mundo conozca los secretos de los dioses del Olimpo, mediante la mitología".
"Me parece una idea estupenda" – “Britomartis” está emocionada, ya que ella es una gran mitómana.- Decidme exactamente cómo puedo ayudaros, será todo un honor.
"El honor es nuestro"- dice Afrodita (la diosa del amor)- no sabíamos que había gente tan informada de nuestra cultura en la tierra.
"Y no es tanta gente, pero de eso nos encargaremos nosotras" - responde “Britomartis” decidida.
Entre Atenea (diosa de la sabiduría) y nuestra joven empiezan a formular un plan para fastidiar a los otros seis grandes y hacerse más reconocidas por sus hazañas. Pretenden generar dos programas: el primero se encargaba de visitar las webs más fiables según las diosas con sus nombres como palabras clave en las búsquedas los nombres de las diosas y los textos relacionados y “protegerlos” mientras que el segundo (un virus) se encargaba de borrar a sus hermanos, y desmitificarlos mostrando como son en realidad.
Para rematar la situación, para poner en marcha su plan, nuestra hacker utilizó unos míticos troyanos camuflados como mensajes de nueva información de mitos para su web, que curiosamente, es justo lo que pasaba cuando lo harían. Una vez hecho esto, al ser Spider-cat aficionada de la ciberseguridad, se aseguraría que dentro de unos días la información se fusionara con la antes hecha, pero siguiendo resaltando a las diosas.
Por último, con la ayuda de una esfinge (un monstruo que formulaba acertijos) y Atenea, crearon un test opcional sobre preguntas sobre las seis grandes, y que si eran respondidas correctamente, recibirían una bendición de las diosas: belleza por parte de Afrodita, sabiduría por parte de Atenea, conocimiento sobre el estado del planeta y las plantas por parte de Deméter, calidez siempre en casa por Hestia, una voluntad inquebrantable gracias a Hera, y aptitudes propias de una cazadora gracias a Artemisa.
A las diosas les fascinó, y cuando su plan se puso en marcha, la codicia por el premio hizo a todos aficionados a la mitología, y más conscientes de la historia de las diosas, y ya que esto pasó en poco tiempo, y que ningún hacker podía penetrar en la prueba (gracias a los poderes divinos) se volvió a empezar a alabar a los dioses griegos.
Como premio para la gran hacker “Britomartis”, le concedieron la inmortalidad, transformándola en la diosa de la informática, para que tuviera un lugar en este nuevo adorado panteón.
FIN
¡Saludos Malignos!
Autor: Chema Alonso (Contactar con Chema Alonso)
2 comentarios:
Son buenos. Buena lectura para empezar el día. Enhorabuena. 😇
Genial.Los copie y mande a mi sobrina y le encantaron. En hora buena para las autoras.
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