Este año ha sido muy intenso. He hecho muchas cosas. El demonio cabrón ese que tengo dentro ha ganado muchas batallas. Y la dopamina que recibo cuando una idea se convierte en realidad, se ha distribuido a mansalva en mi cuerpo. He exprimido mi tiempo al máximo. Y una forma de constatarlo es que éste que tienes delante es el post número 347 de este año en El lado del mal. He publicado más veces que lo que publiqué en 2020, en 2019, en 2018, en 2017, en 2016 y en 2015. En todos esos años publiqué menos posts durante el año que los que he publicado en 2021... y aún no se ha acabado.
He vuelto a un nivel de actividad alto. Es verdad que desde que tengo MyPublicInbox y soy estricto con su uso, he ganado algo de tiempo todos los días - hoy ya he chequeado y contestado los correos importantes y ahora me he puesto a escribir-. Pero también es que estoy muy motivado con la aceleración tecnológica. El número de avances es brutal por minuto. Como os decía, Eppur si muove, y yo persigo todo lo que puedo, porque me encanta. Y es verdad que, además, la pandemia y el lockdown hizo que hubiera una necesidad, y una oportunidad, de volver a reinventarse.
En cualquier caso, la disciplina de tener que venir todos los días a contaros algo, sea por pasión, por responsabilidad, o por mera necesidad, se ha convertido durante esos dieciséis años en los que estoy escribiendo este blog, en el biorritmo de mi vida. En el latido de mi corazón en el mundo digital. Es el side-channel que leakea mis proyectos, mis sentimientos, mi estado emocional, mi salud, mi energía. Lo sé yo, y lo sabéis muchos de los que lleváis años viniendo a verme todos los días por aquí. Y que este año vuelva a los registros de - casi - 2014, donde hice un pleno con 365 artículos publicados en 365 días, significa muchas cosas.
He de decir que, una vez que he publicado ya camino de casi 6.000 veces en El lado del mal, da cierto vértigo venir cada día a este blog. Es un proyecto personal de esfuerzo y dedicación diaria que he cuidado con esmero, con cariño, como si fuera un pequeño bonsái, durante tanto tiempo. Para verlo sólido y longevo. No quise expandir este blog a un medio digital, o pretender ser un portal. No me preocupé mucho en el diseño. Elegí uno retro, y así se quedo. Lo importante era venir aquí todos los días a publicar algo. A contaros algo.
Para mí, como sabéis los más veteranos, este blog era mi "diario de guerra" cuando daba mis giras con charlas por todas partes. Me apuntaba y guardaba aquí mis notas. Pero también lo que estaba estudiando. Lo que estaba trabajando. Lo que me llamaba la atención al día. Me levantaba, y escribía ese día lo que ese día estuviera en mi cabeza. Ya fuera la demo que estaba haciendo las charlas. Las fechas de los próximos eventos, el comentario de una noticia, o el descubrimiento que acaba de hacer de la cosa que aunque pudiera ser más nimia era interesante para mí. Un día a día hecho a base de vivir una vida.
Hoy sigue siendo todo eso y mucho más. Sigue siendo el centro de mi conexión con Internet. El punto de mayor realidad en la conexión Chema Alonso - Internet. Más que las redes sociales, que los que me conocéis más ya me habréis oido que el flujo de difusión comienza aquí, y pasar luego por las redes sociales para expandir el impacto, pero que donde el que escribe este artículo comienza su día en la red es aquí, en El lado del mal.
Somos veteranos los que utilizamos este medio, pesado y laborioso, de escribir un texto que robe unos minutos a los lectores. Exige mucho más tiempo que un minuto de TikTok, o unos caracteres en Twitter. La economía de la atención, y la cantidad de oferta que hay en el mundo digital, hace que escribir un texto no parezca ser el camino más directo para destacar en la red. Es mejor un vídeo viral en TikTok, mil debates y líos en redes sociales, o fotos molonas. Ya no está de moda "voy a escribir un blog". Hoy es más hacer un canal de Twitch o Podcast. Pero... este es mi proyecto, y con el que me siento cómodo.
Dicho esto, quiero que sepas que lo escribo porque tú vienes aquí. Por que te acercas a verme. Porque casi puedo pasar lista y saber muchos de los que estáis al otro lado. Muchos que habéis seguido mis andaduras y aventuras cerca de mí. Que sabéis tanto de mí. Que podéis contar mis aventuras y las vuestras casi juntas. Gracias a todos por hacer que El lado del mal sea importante para mí. Por eso, hoy, 16 de Diciembre a las 7:24 de la mañana, habéis logrado que vuelta a tener ganas de escribir el post 347 del año 2021.
¡Saludos Malignos!
Autor: Chema Alonso (Contactar con Chema Alonso)
Gràcies.
ResponderEliminarAunque supe de tu existencia bloguera hace muucho tiempo, es cierto que no he empezado a seguir tus publicaciones hasta hace poco.
ResponderEliminarAgradezco profundamente el tono divulgativo, el bagaje técnico que se adivina en todos tus comentarios, la sencillez con la que explicas cosas que al común de los mortales se nos escapan, la ecuanimidad con la que tratas temas a menudo polémicos... en definitiva, el ejemplo de esfuerzo y estudio constante que siempre transmites en tus intervenciones.
Gracias por tomarte la molestia de compartir tu visión desde el lado del mal :-)
Gracias, Chema. Si Navidad es compartir, tú lo sabes hacer siempre. Muy Feliz Año 2022 y si bajas el ritmo tampoco me importa: lo bueno si breve dos veces bueno, que diria James Bond.
ResponderEliminarMuchas gracioas pro el blog y por mantenerlo tan vido. Es más trabajo que estar en redes o un video en Tiktok pero también es mucho más perdurable. DUSra más y desde luego para mi es de mucho interés y un referente en estos temas en los que tengo mucho (por no decir todo) por aprender y descubrir.
ResponderEliminarGRACIAS y seguimos leyéndote
Miguel. (@mbarreralyx)
Gracias Chema, por tu dedicación y empeño en llevar este proyecto que lo haces para deleite de los que seguimos el blog.
ResponderEliminarSaludos
Aquí vengo a aprender,a espabilarme, a que cuando cumpla 70, en un par de meses me encuentre de este lado del mal. Feliz Navidad. Y Salud para todos.
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