Que no lo entienda no quiero decir que no vaya a cambiar el mundo
Cualquier cambio tecnológico que implique un cambio en el comportamiento de las personas va a generar reacciones negativas, análisis sesudos, y, por seguro, reacciones tachándolo de locura, de fracaso seguro, de imposible que la gente cambie. La mayoría de las veces es simplemente porque no se entiende bien ese cambio, y por tanto, se toma una actitud contraria al cambio.
Al final, es esa necesidad humana de tener respuestas a las incertidumbres, aunque sean falsas o simplistas. Una opinión como respuesta a algo que no se comprende. Buscando hacer que la mentira de nuestra realidad funcione, porque ese cambio que se nos está introduciendo de forma periférica en nuestra percepción del mundo nos distorsiona las reglas que nos hemos creado para vivir.
Así que, por regla general, buscamos una explicación rápida para poder matar ese cambio que nos incomoda. Una opinión sencilla, rápida y, si es posible, negativa de esa modificación. Porque si resulta que si ese avance modifica la manera de vivir de las personas, entonces tendremos que cambiar nosotros… y nuestra realidad funciona bien ya tal y cómo está. Qué humano y que común buscar la protección de uno mismo eliminando cualquier peligro que pueda traer un nuevo giro de las piezas del tablero de nuestra vida.
Es por ello que, desde que tengo uso de razón he visto opiniones contrarias a todos los cambios que han traído “cosas” que cuando yo era niño no existían, o comenzaban a existir, y que hoy en día son de lo más común. Cambios que no gustaron a muchas personas porque no los entendían y que pronosticaron como fracaso con “vaya tontería”.
En mi vida yo he oído las críticas a los walkmans. Aquellos dispositivos que se popularizaron como evolución del famoso transistor de radio de décadas anteriores, para permitir que uno llevara la cinta de música que quisiera. Esa cinta que permitía hacer duplicados de cintras originales o grabaciones de la radio. Y se vendieron como churros.
Figura 1: Que no lo entienda no quiero decir que no vaya a cambiar el mundo
Al final, es esa necesidad humana de tener respuestas a las incertidumbres, aunque sean falsas o simplistas. Una opinión como respuesta a algo que no se comprende. Buscando hacer que la mentira de nuestra realidad funcione, porque ese cambio que se nos está introduciendo de forma periférica en nuestra percepción del mundo nos distorsiona las reglas que nos hemos creado para vivir.
Así que, por regla general, buscamos una explicación rápida para poder matar ese cambio que nos incomoda. Una opinión sencilla, rápida y, si es posible, negativa de esa modificación. Porque si resulta que si ese avance modifica la manera de vivir de las personas, entonces tendremos que cambiar nosotros… y nuestra realidad funciona bien ya tal y cómo está. Qué humano y que común buscar la protección de uno mismo eliminando cualquier peligro que pueda traer un nuevo giro de las piezas del tablero de nuestra vida.
Es por ello que, desde que tengo uso de razón he visto opiniones contrarias a todos los cambios que han traído “cosas” que cuando yo era niño no existían, o comenzaban a existir, y que hoy en día son de lo más común. Cambios que no gustaron a muchas personas porque no los entendían y que pronosticaron como fracaso con “vaya tontería”.
En mi vida yo he oído las críticas a los walkmans. Aquellos dispositivos que se popularizaron como evolución del famoso transistor de radio de décadas anteriores, para permitir que uno llevara la cinta de música que quisiera. Esa cinta que permitía hacer duplicados de cintras originales o grabaciones de la radio. Y se vendieron como churros.
“Míralos, todos con el walkman sin hablar con nadie, solo escuchando ruido. Se van a quedar sordos. Los van a atropellar porque no oyen a los coches. Les llamas y no se enteran.”
Recuerdo aquello del walkman aunque era bastante niño, como con la llegada del vídeo, que permitía grabar películas de la televisión y volver a verlas. O bajar a un vídeo club y alquilar una película entre cientos de ellas. Y recuerdo las críticas de algunos – los menos – por tener que pagar “ya la echarán en la tele si es buena”, decían.
Figura 2: Yo tuve un Walkman Aiwa
Cambió mucho mi vida la llegada de Internet e Infovía, a pesar de que muchas personas no nos entendían. Eso de estar conectados a Internet, accediendo a recursos en la red a la velocidad de un modem de 28.800 bps. Y os aseguro que las personas de mi círculo no entendían mucho eso de acceder a FTPs a por manuales, las BBS, los grupos de noticias, o esas Webs que tenían poca cosa en aquellos primeros momentos.
Pero sobre todo recuerdo las críticas a los teléfonos móviles. Mucha gente era totalmente reacia a ellos. ¿Por qué iban a querer estar disponibles para que los llamaran todo el rato? ¿quién los iba a llamar a ellos? Pero lo que más recuerdo es el comentario sobre la gente hablando sola:
“Míralos, si parecen tontos, hablando por la calle solos como si estuviesen locos”.
No siempre entendemos los cambios. No siempre entendemos el valor que nos traerán. E incluso a veces tenemos nostalgia de los tiempos antes de los cambios. Porque claro, los cambios traen eso, cambios, y no todas las cosas que cambian tienen porque ser buenas, pero sí que en general, cuando son aceptados por la mayoría de la gente, es que traen cosas buenas.
Y es que no vamos a arreglar las cosas con menos innovaciones, sino con más. Así que hemos seguido avanzando, innovando, cambiando las cosas. Y llegaron los discmans, los MP3, el iPod, la WWW, el MP4 y sus DivX, el TomTom Navigator, y todas las evoluciones hasta el Waze, la banda ancha, las redes WiFi, las aplicaciones WAP y el BlueTooth, el 2G, el 3G, el 4G y las G que valgan, los Blogs, la Paid-TV, las redes sociales, los Smartphone, los drones, la impresión 3D, el mundo conectado, el Big Data, el Cloud Computing, el Machine Learning y la Inteligencia Artificial. Llegaron las máquinas de juegos en los bares, las maquinitas, las consolas, los mundos virtuales de juego, el Cloud Gaming, la Realidad Virtual, la Realidad Aumentada y la Realidad Mejorada. Y Youtube, Twitter, Twitch, Discord, el Zoom, el Teams. Y el Wallapop, el WhatsApp, Uber, Cabify, FreeNow, Globo y el Telegram….
Figura 3: En el 2008 yo no entendía Twitter
Y una infinidad de avances que seguro que si te cito conoces en su mayoría. Y todos se metieron en tu vida. Y te la cambiaron. Mucho o poco, te la cambiaron. Si no lo hizo el DivX, lo haría el eMule o el Napster con sus redes P2P. O Lo haría las llamadas de vídeo de FaceTime y los animojis. O serías usuario del Messenger o la PSP, o jugaste al Out-Run en los salones recreativos. Y luego en los cibercafés al Half Life. O tal vez no, y solo te has pasado a la lectura de libros en eBooks readers, con el Kindle o el de Sony, que siempre fue muy cómodo.
Y seguro que tal vez no entendiste en su momento las redes sociales. Que alguien publicara sus cosas en Instagram. O cómo Google iba a ganar dinero si no te cobraba por usar su buscador. O que la gente pagara tanto por un teléfono móvil. Y a lo mejor hoy en día pasas horas viendo los vídeos en TikTok, Reals o los que te llegan por los grupos de WhatsApp de tus amigos. Llegan, no los entiendes al principio, los rechazas. Luchas contra ellos como gato panza arriba. Y luego un día, se meten en tu vida y ahí estas, diciéndolo a tu asistente digital que te ponga un podcast o escaneando un QR Code en un bar para pedir una carta de alérgenos. O pides un podcast a tu asistente digital.
“OK Aura, quiero escuchar el podcast de Todopoderosos”
A mí me ha pasado muchas veces. Y lucho para que no me siga pasando, porque me tiende a pasar. Llega un cambio, y lo rechazo al principio. Tengo poco tiempo – como la mayoría de vosotros – y no quiero tener “otra cosa más”. Pero luego, poco a poco, empiezo a comprenderlo y va cambiando mi forma de verlo. Le presto algo de atención. Y un día lo entiendo, y esa innovación pasa a ser parte de mí. Y parece que lleva toda la vida conmigo. Y me abro un canal de TikTok. O me voy a explicar a mis compañeros porque tenemos que prestar atención a los Cognitive Services. Y porque tenemos que meter interfaces de voz a nuestras aplicaciones.
Ahora estamos en otro momento donde se han acumulado un montón de tecnologías. Un Tsunami que lleva años creciendo debajo del ruido de los grandes servicios populares, pero que van a cambiar el mundo, nuestra forma de vivir, y la manera en que funcionarán los servicios en Internet.
Figura 4: Technology Tsunami
La inteligencia artificial, la robótica, la nanotecnología, el humano conectado, las criptomonedas, el tokenomics, los NFT, el almacenamiento interplanetario distribuido con IPFS, la identidad distribuida y las Dapps, la Enhanced Reality, los mundos virtuales para el ocio y el trabajo, el 5G, el Edge Computing, el Network Slicing y un largo etcétera. Todas, com parte de ese nuevo concepto de "Metaverso" que se está construyendo.
Todas ellas, han creado miles de empresas que valen billones americanos, que están esperando a dar el salto y convertirse en el nuevo Spotify, el nuevo Twitter, o el nuevo Amazon. Y que se están creando con todas esas nuevas tecnologías, pero también con nuevas formas de ver el valor, utilizando conceptos como la economía circular, la economía de la atención, la economía de la escasez, la economía de los tokens.
Y cuando algunas de ellas crezcan un poco más, cambiarán tu vida. Y tendrás un día unos NFTs que consultarás en tu Wallet y pondrás en las paredes de tu casa con Realidad Aumentada los cuadros que solo verás con tus gafas de Enhanced Reality que se cargan de forma inalámbrica cuando estás en casa porque tus paredes tienen cargadores en ultrasonidos para todos tus dispositivos electrónicos. O quién sabe.
Lo cierto es que, si pensabas que esto se va a quedar estable, es que te has dormido en el placentero hoy. Mira 10 años atrás, y cuenta cuántas cosas que hoy utilizas no existían o no las utilizabas hace 10 años. Y ahora piensa en que vas a tener más o menos el mismo número de cambios – si no más – en los próximos años. Por eso yo me he grabado a fuego en mi cabeza esa frase cuando me presentan una nueva innovación, una nueva app, un nuevo servicio o una nueva tecnología.
“Que no lo entienda no quiero decir que no vaya a cambiar el mundo”.
Así te dolerá menos cuando se meta en tu vida. Avisado estás.
¡Saludos Malignos!
Autor: Chema Alonso (Contactar con Chema Alonso)
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