Hoy he salido pronto a correr con mi amigo Samu. Es un carrera de amiguetes de 10 Kms donde vamos al trote "cochinero", charlando cuando nos da respiro el terreno, a mi ritmo que soy el más lento, y hablando de las cosas que nos gustan. Cuando hemos terminado nos hemos ido a tomar un café, y hemos estado hablando de mi artículo de hoy en el blog. Como todos los que me conocen bien, sabe que para mí es importante dejar publicado el artículo antes de comenzar mi rutina diaria.
Me ha preguntado si lo tenía escrito, y le he dicho que no. Me ha preguntado que si sabía de qué iba a escribir y le he dicho que tenía un tema del que me gustaría escribir, que tenía que ver con el título de este artículo. Con la cantidad de veces que lo que hacemos, a pesar de llevar 20 o 25 años trabajando, nos toca hacer cosas nuevas por primera vez, y cómo la experiencia - como conocimiento - ha dejado de tener tanto valor, y es más la experiencia - en la forma de afrontar el cambio, la novedad, la incertidumbre y la resolución de problemas - la que realmente vale.
Y es que, después de llevar más de 25 años trabajando, todas las semanas me toca hacer cosas que hago por primera vez, tomar decisiones sobre temas totalmente novedosos, trabajar con nuevas tecnologías, con futuros inciertos de hacia donde va a ir el mundo. Cambiar los modelos de negocio, cambiar la forma de construir tecnología, cambiar la manera de gestionar los proyectos. Siempre algo nuevo. No hay otra forma. Y siempre tengo la sensación de que estoy haciendo esto por primera vez, y que probablemente no voy a tener una segunda oportunidad de hacerlo para mejorarlo con la experiencia del conocimiento de esta cosa, porque vendrá otra cosa nueva.
Por eso, cuando tienes que trabajar con alguien en tu equipo, la entrevista personal vale más que el conocimiento que refleja en el currículo. Los conocimientos, la experiencia trabajando con tecnologías, gestionando proyectos, llevando negocios, tiene valor solo si esa persona ha generado todas las capacidades para comenzar mañana con algo que es totalmente nuevo, y hacerlo otra vez dentro de dos semanas. Y volver a hacer algo por primera vez dentro de dos meses. Porque si es así, estará preparado para adaptarse al mundo en el que nos encontramos hoy en día, donde todo va tan rápido, que cada muy poco lo que nos venga será algo que tendremos que hacer por primera vez.
En el mundo del hacking, la innovación, las startups, y la tecnología en general, estamos tan acostumbrados a esto, que es casi un mantra. Todos los días seguimos estudiando y aprendiendo, pero las disrupciones de este tipo llegan también a modelos de negocio, donde las franquicias, las plataformas tecnológicas, la digitalización y el efecto red, o el tokenomics han ido haciendo disrupciones a la forma en la que se gestiona un mismo negocio. Cambiando de una aproximación de capital centralizado, a una orquestación tokenizada.
Y lo mismo en casi todas las profesiones que tienen que ver, más cerca o más lejos, con la tecnología, desde el diseño gráfico, la programación, el diseño de interfaces de usuarios donde hemos pasado de comandos, a interfaces gráficos, a interfaces web, mobile, responsive, cognitivos, mixtos o inmersivos, el marketing, la comunicación, el periodismo, la gestión de equipos, etcétera, etcétera, etcétera.
Por eso, la pregunta que me hacía yo es, ¿cuál es el valor de la experiencia si siempre estamos haciendo cosas nuevas en el trabajo? Para mí, el valor de la experiencia vale mucho si es aplicada justo a eso, a saber qué hay que hacer para afrontar el trabajar con cosas por primera vez. Y no vale dar consejos desde la barrera, sino saber enfangarse para que trabajar con cosas por vez primera no sea un problema, sino una característica.
Por supuesto, hay trabajos donde el ritmo de cambio es más lento. Y si te apañas para moverte de una empresa que se mueve más rápido a otra que se mueva más lento, puedes alargar mucho el tiempo que tu experiencia en algo es útil, pero cada vez estos son tiempos mucho más cortos, por lo que cuanto más te acostumbres a hacer cosas nuevas por primera vez en tu vida mejor.
En el artículo de "Consejos Malignos para tu etapa formativa y profesional" que escribí hace unos años, hablaba de algo parecido. Creo que en el mundo laboral hay que afrontar todos los proyectos difíciles, "marrones", complicados, que tenga una carga de trabajo extra, que te obliguen a enfrentarte a incertidumbre, desconocido y limitaciones tuyas, para poder ser mejor cada día. Y es una lectura que recomiendo a todos los jóvenes que me preguntan sobre qué hacer con su futuro cuando me escriben por mi buzón en MyPublicInbox.
Es evidente que, vivir en un cambio constante, con incertidumbre, con poco tiempo de relajarte e ir con el piloto automático, hace que tengas que gestionar más estrés y tengas un día a día menos predecible, relajado, constante, etcétera, pero también es menos aburrido, más divertido y te obliga a crecer personal y profesionalmente. Pero esta es solo mi opinión, y como es mi blog, os la comparto para que opinéis vosotros si queréis.
¡Saludos Malignos!
Autor: Chema Alonso (Contactar con Chema Alonso)
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