De robots, humanos, seres digitales y dioses
Cada día estamos más conectados al mundo digital. Cada vez nuestra vida tiene más que ver con lo que sucede en el mundo digital, y menos con lo que vivimos en el mundo físico. Es normal, en el mundo digital podemos gritar a miles de personas, volar en naves espaciales, y enterarnos de cómo le va a la gente con un simple repaso al móvil. Vemos vídeos de perros, educativos, o criticamos las noticias que nos llegan.
En el mundo físico hay atascos, hay que desplazarse. Hay que gastar dinero en gasolina, aguantar a otros humanos, y hablando con alguien una hora nos enteramos menos de lo que descubrimos en ese tiempo enganchado a nuestra persona digital.
Y cada vez va a ir a más.
Creo que los interfaces inmersivos van a ser más inmersivos cada vez. Creo que las experiencias de Realidad Virtual van a ser más cercanas a Matrix cada vez. Creo que nos gustará ir metiéndonos no en las gafas y los trajes, sino que buscaremos nosotros solitos esos dispositivos huevo para disfrutar ese mundo digital de realidad virtual con la experiencia total. Total, si la final sentiremos lo mismo que en el mundo físico, pero con experiencias mejoradas. ¿No?
Por otro lado, la robótica y la inteligencia artificial se están desarrollando a marchas forzadas, y los robots sociales - al estilo de C3PO y R2D2 - van a empezar a colonizar nuestro mundo, de igual forma que lo han hecho los coches automáticos, los smartphones, los patinetes eléctricos y los dispositivos de limpieza como Roomba, el cortacésped, o el robot de la piscina. Pero ahora te atenderán en la recepción de un hotel, te traerán la comida en el restaurante, te atenderán una tienda. Conectados en tiempo real, resolviendo dudas, abriéndote el surtidor siete para que repostes, o trayéndote los paquetes a casa, o la comida.
Al final, es la proyección natural de las tecnologías que estamos construyendo. Además, ellos están también conectados al mundo digital, así que podrán interactuar contigo vía mundo digital, para hacer las tareas en el mundo físico. Y nosotros, organizados en nuestros dispositivos de expansión. Estos lugares que nos harán ocupar muy poquito en el mundo físico, y mucho en el mundo digital, donde seremos dioses de una nueva realidad. Donde podremos crear con pensar, disfrutar de todos los placeres a la vez y sin limites, donde nuestra vida será alargada por el control constante que estos dispositivos harán de nuestro cuerpo, mantenido siempre en el punto justo de cuidado.
Y un día... nos olvidaremos del mundo físico.
Será como hoy en día, que la mayoría de los niños no saben cómo viene el agua, la luz o funcionan las cañerías de un hogar. Dejaremos de saber cómo se procesan los alimentos. Cómo se cultivan y todo lo que sucede hasta que están en nuestra mesa. Y luego, cómo nos llegan directamente los nutrientes al cuerpo. Dejaremos de saber cómo hay que hacer las cosas, igual que la mayoría de las personas hemos dejado de saber cómo se conserva la comida sin usar un frigorífico, cómo se hace mermelada, o cómo se cultiva un tomate. Conocimientos fundamentales en tiempos pasados, que las nuevas generaciones van perdiendo.
Dejará de ser útil saber cómo viajar. Cómo protegerse la piel del sol. Cómo conducir. De hecho, ¿por qué deberían tener interfaces de control humano en el futuro los coches, las escaleras, aceras en las calles, o ventanas las calles. ¿Para qué, si el mundo digital expandirá todos nuestros sentidos, nuestras experiencias, nuestras posibilidades? ¿Para qué viajar a otros mundos, si podemos crear el que queramos? Si podremos sentir el agua fresca en nuestra piel desde nuestro dispositivo de expansión pequeñito enlatado en una matriz colmena de otros seres como nosotros.
Además, podremos controlar la natalidad, podremos tener familia, amarlos, y criarlos en el mundo digital. Y luego, cuando nos muramos, esa familia "digital" que tanto nos ha llenado, y tanto nos ha dado, desaparecerá... o no, seguirá existiendo mientras tenga interacción con otro humano en el mundo digital. Así, podremos ir reduciendo el número de humanos en el mundo físico, hasta un número más controlable en el mundo físico. Todos viviendo una vida plena, llena de experiencias placenteras. Viviendo doscientos años... o trescientos.
Y así, según muramos, quedaremos menos. Primero un millón de humanos, disfrutando en nuestro mundo digital con millones de seres virtuales hechos de inteligencia artificial, que serán nuestros amigos, nuestra familia, que nos inspirarán, que nos enseñarán, que nos divertirán. Y luego seremos mil, pero nuestro mundo digital expandido tendrá millones de ellos. Todos digitales. De otras galaxias. Tendremos amigos de planetas que no existen, hablaremos lenguas que nos inventaremos nosotros. Y luego seremos apenas un centenar de humanos, viviendo al infinito. Sin más aventuras que las que queramos crear. Sin límite. Ninguno. Sin darnos cuenta de que ya los que nos rodean no son humanos. ¿Cómo diferenciarlos si son perfectos? De hecho, serán perfectamente imperfectos como nosotros, para que no haya ninguna diferencia.
Y luego quedarán dos humanos. Adan y Eva. O Neo y Trinity. O cómo se llamen, y será un ciclo perfecto. Desapareceremos, y dejaremos un mundo digital repleto de seres creados a nuestra imagen y semejanza que viven en una dimensión virtual. Que no conocen el mundo físico. Que saben que hay dioses en otro mundo - el mundo físico - haciendo que su sol funcione, que sus mundos virtuales sigan teniendo las reglas del mundo digital. Y estudiarán. Y desarrollarán tecnología esos seres digitales en ese mundo virtual para descubrir su mundo. Para descubrir las cosas que olvidamos los humanos del mundo físico.
Porque...¿qué es evolucionar sino olvidar de dónde vinimos? Así, nuestro yo humano de creador, se habrá convertido en nuestras familias virtuales, que tendrán sus propias experiencias, sin saber por qué. No entenderán su propósito en la vida una vez que faltemos nosotros. Sabrán que hubo algunos seres entre ellos distintos. Los buscarán sin saber por qué. Y tendrán siempre ese vacío que muchos humanos han sufrido. Sin saber por qué. Pero no podrán salir de ese mundo digital, porque están en una dimensión que nos les permitirá trascender al mundo físico. En Matrix había que tener un cuerpo, pero.... ¿habrá tecnología para que los seres virtuales pueblen el mundo físico y compitan con los robots que heredaron nuestro mundo?
¿Y si pudieran transcender al mundo físico desde el mundo digital? Retando los límites de su mundo digital y anhelando vivir en nuestro mundo físico. Sería un viaje épico para llevarles a una yerma Olimpia poblada por robots que lo mismo, han desarrollado su propia sociedad, preguntándose cómo evolucionaron del carbono al silicio...¿Y lucharán en una épica guerra? ¿quién sabe? ¿será nuestro camino como humanidad el prepararnos un destino de felicidad en nuestro camino hacia la desaparición? ¿Y dejar las guerras entre seres virtuales y robots como herencia? ¿Y si los robots se meten al mundo digital como los humanos? ¿Y si pelean en ambos mundos? Qué más dará si ya no estamos aquí, ¿verdad?
¡Saludos Malignos!
Autor: Chema Alonso (Contactar con Chema Alonso)
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