Aún le quedan unas horitas a este año, y seguro que aún me da tiempo a hacer alguna cosa más, pero creo que este año ya se ha ido y ha dado de sí para mí todo lo que tenía que dar. Lo he exprimido. Todo lo que he podido. Ha sido un año de más trabajo que otros, pero he intentado sacar el máximo de cada semana, de cada día, de cada hora. Pero no por llenarlos con cajas en la agenda, sino por que fueran actividades que me apetecían, proyectos profesionales con los que disfruto, momentos con gente que quiera compartir, o en soledad, disfrutando algo que quisiera hacer yo conmigo mismo.
Ahora se cierra el año, y yo, que tengo el demonio cabrón vigilándome siempre, me he puesto a revisar no lo que he hecho para darme palmaditas en la espalda - que debería hacer de vez en cuando -, sino para ver qué tenía que haber mejor, más, o que se se ha quedado directamente sin hacer. También para ver algunos de los fracasos del año, que son los que más enseñan en la vida. Los errores de 2022. Las cosas dichas que no debía. Las acciones equivocadas que no se pueden deshacer. Las decisiones erróneas que tomé, para ver cuáles puedo corregir y mejorar para el futuro, y cuáles he de asumir y avanzar sobre ellas.
También me han salido muchas cosas bien. Acerté en muchas decisiones. Hice acciones correctas. Fui valiente, peleón, luchador, apreté los dientes, me comí las tripas, gané a muchos juegos, tantos como los que perdí, seguramente. Y saqué muchos de los propósitos que me hice el 1 de Enero de este año. Y todos los principales he de decir que los cumplí, pero como solo yo conozco esa lista, pues para mí se queda.
Eso sí, una de ellas, tenía que ver con este blog. Desde finales del año 2015 donde, en otro momento vital, tomé la decisión de reducir el número de publicaciones en El lado del mal, había comenzado a recuperar mi ritmo de publicación diaria. Poco a poco. Sin llegar a cumplir ningún año el 214 donde publiqué todos los días. Este año quería escribir, al menos, 1 post más que el año anterior. Y casi no llego. Éste de hoy es el número 361 del año.
Y me ha costado, lo confieso.
Pero quería hacerlo porque era una manera de forzarme a mantener mi mente activa. A obligarme a estar al día de toda la revolución tecnológica que se está acelerando. Y me alegro de haberlo hecho. Ha sido un año lleno de avances con la tecnología Web3 y los NTFs, SmartContracts, Oráculos, Ledgers, BlockChain, Criptomonedas, Tokenomics, Fan Tokens, etc... con el Metaverso, los mundos virtuales, los dispositivos de VR, XR, ER, MR, AR, etc... y, por supuesto, la Inteligenica Aritificial, la centrada en servicios cognitivos y la paridad humana, el mundo de Generative-AI y los algoritmos basados en datos masivos como ChatGPT, Stable Diffusion, LaMDA, OpenIA, Midjourney, Dall-e, Copilot, etcétra, y todo esto, mezclado con Ciberseguridad. Impresionante el año.
Pero como siempre, para ser productivo en la vida, hay que buscar tiempo para las relaciones humanas, para hacer deporte, para disfrutar con fruición de aficiones, como yo con los cómics, y todas las actividades mundanas que hago sin utilizar mi ordenador. Y he de decir que yo alimento mucho esa faceta de mi vida con todas las charlas y conferencias en las que participo, que hacen que salga con las pilas recargadas después de haber estado trabajando intensamente. No importa si estoy cansado, eso me recarga las baterías a tope.
Así que, aunque 2022 haya tenido cosas malas, cosas no tan buenas, yo me doy por satisfecho con él, y le pongo un lazo, un marco, y a la estantería de los años pasados. Me pongo alguna arruga más en la cara, y tiro para adelante esperando que en 2023 me pasen muchas cosas ( esperemos hacerlas todas buenas). Ya estoy pensando en mis propósitos... bueno, yo no los llamaría "propósitos", para mí son KPIs y OKRs, para el año que viene.
Pero antes de dar carpetazo al blog en 2022, las últimas palabras son para ti, por venir a estar conmigo a través de El lado del mal cada día. Así que, con ellas, se cierra El lado del mal este año:
Gracias por acompañarme en el 22. Nos vemos en el 23.
¡Saludos Malignos!
Autor: Chema Alonso (Contactar con Chema Alonso)