El amor a la computación clásica
En el año 1971 Intel presentó el primer microprocesador de la historia, el Intel 4004, un procesador que poca gente entendió, de aquella, su sentido. Ya había nacido el transistor y los circuitos impresos para crear la electrónica moderna, y alejarse de las útiles, pero pesadas, válvulas de vacío. En 1971 la informática pesada, los grandes monstruos de tipo “mainframe”, estaban dejando paso a una serie de “miniordenadores”, como la serie PDP de DEC, pero la informática seguía siendo de “gigantes” y para “gigantes”.
Pero el microprocesador abrió dos puertas que juntas eran una única vital para el futuro de la informática: el propósito general y la miniaturización. Precisamente la segunda, la miniaturización, abrió un espacio, el microordenador, y un destino: el hogar o la población en general, como ustedes prefieran llamarlo. Pero ninguna gran empresa apostó por aquello, ni las más importantes, ni las de segunda fila:
Figura 1: El amor a la computación clásica. Imagen Dall-e:
"drawing of an Amstrad CPC 6128 made by a six years old kid"
Pero el microprocesador abrió dos puertas que juntas eran una única vital para el futuro de la informática: el propósito general y la miniaturización. Precisamente la segunda, la miniaturización, abrió un espacio, el microordenador, y un destino: el hogar o la población en general, como ustedes prefieran llamarlo. Pero ninguna gran empresa apostó por aquello, ni las más importantes, ni las de segunda fila:
¿Quién quiere un ordenador en casa? ¿Qué utilidad tiene aquello?
Y, entonces, llegaron los entusiastas de la electrónica... ellos abrieron el camino. Empezaron a proliferar ordenadores basados en kit, como el popular Altair 8800 de 1975 o su clon IMSAI 8080 de 1976, y otros muchos; ordenadores que eran ensamblados pieza a pieza por los entusiastas de la electrónica a mediados de los años setenta.
Llegamos al año 1977, cuando a alguien se le ocurrió la idea que aquello que estaba arrasando entre los entusiastas de la electrónica, podía arrasar entre la población en general. Pero la población no sabía lo que era un circuito impreso, ni sabían lo que era un microprocesador; había que crear ordenadores ensambladores y con el software básico preparado para poder hacer cosas con ellos en los hogares.
Llegamos al año 1977, cuando a alguien se le ocurrió la idea que aquello que estaba arrasando entre los entusiastas de la electrónica, podía arrasar entre la población en general. Pero la población no sabía lo que era un circuito impreso, ni sabían lo que era un microprocesador; había que crear ordenadores ensambladores y con el software básico preparado para poder hacer cosas con ellos en los hogares.
¿Pioneros?
Evidentemente fueron Steve Jobs, y Steve Wozniak los pioneros más famosos, pero su primer ordenador, el Apple I de 1976, no era un ordenador, sino una placa base a la cual había que proporcionar el resto de componentes que necesitaba para poder convertirse en un ordenador. Hubo que esperar a 1977 para ver nacer al Apple II, el primer ordenador ensamblado de la empresa de Cupertino. Y para el año 1977 ya habían nacido, casi de la mano, otros pioneros tan populares como el Commodore PET y TRS-80.
Sin duda alguna Federico Faggin fue vital para la época, creador del mítico Zilog Z80, y Gary Kildall, creador del sistema operativo CP/M que alimentó a los primeros ordenadores Intel 8080, y a los posteriores Zilog Z80 que arrasaron en la década de los año ochenta. Pero... ¿y Chuck Peddle? Una persona poco reconocida. Para mí el padre de la informática personal, y del ordenador personal.
Y con el MOS 6502 nació en Peddle otra idea, la de crear un ordenador personal que pudiera se asequible para los hogares... informatizar los hogares. Para esa idea, que persiguió sin descanso y con muy pocos apoyos, se fusionó con Jack Tramiel, fundador de Commodore, y crearon en 1977 el mítico Commodore PET. Sin el empeño y la intensidad de Chuck Peddle, la informática personal quizás hubiera sido otra cosa. Seguro que hubiera tardado más tiempo en llegar.
Y así llegamos al año 1986, el día en el que mis padres me regalaron un Amstrad CPC6128 “para jugar”, con nada más y nada menos que 128 Kilobytes de RAM y una disquetera de 3 pulgadas de dos caras que pocos podían tener. Y cuando me senté en ese ordenador, con 12 años de edad que tenía, nació en mi una pasión.
Una pasión que me ha llevado a contar hoy con 30 años de experiencia profesional en Ingeniería de Software, a crear mi blog parceladigital.com donde, por medio de vídeos, podcasts, y artículos en texto, recupero y divulgo la historia de la informática. Y también me llevó a ganar las estatuillas de los premios del mundo de Internet más importantes en idioma español. Pero nada es tan valioso como cuando sé con certeza que hay gente que agradece la labor de divulgar sobre la computación clásica. Y hay muchas personas interesadas en ello.
Al poco tiempo de sentarme en el Amstrad CPC6128 empecé a programar en BASIC, a crear mis primeros videojuegos, y mi primer software de gestión. Me pasé al mundo PC y... nació “el amor a la computación clásica”, con el paso del tiempo.
No viví los años setenta de la informática personal, pero la estudié; sí viví en directo la informática de los años ochenta, aquella en la que no había nada hecho y todo lo tenía que hacer uno por si mismo, donde no existía Internet y el talento era imprescindible para aprender y evolucionar. La pirámide invertida, hoy trabajamos sobre un montón de hardware y software evolucionado por genios y grandes equipos de trabajo... trabajamos en una base muy fuerte con sistemas operativos muy potentes, y con software alta calidad para todo. En los ochenta no había casi nada, todo se trabajaba en modo texto con letras en blanco y fondo texto, y a veces en ensamblador, y con programación de ceros y unos también...
El acto de intercambiar software, disquete arriba y abajo... acudir a las revistas de informática era la mayor fuente de información cuando no existía Internet... las primeras llamadas vía línea telefónica a las BBS’s, unas comunicaciones rudimentarias por medio del “Carbon Copy”... a veces llamando al extranjero... aquellas optimizaciones a mano de la memoria RAM en el MS-DOS para poder liberar el máximo espacio en la memoria convencional de 640 Kilobytes para que aquel vídeojuego potente que queríamos arrancar pudiera hacerlo ya que no podía acceder a la extendida... todo aquello era otra atmósfera diferente al actual, sin ingenio y talento poco podías hacer con un ordenador... la época donde solo podías compartir software con aquellos que tenían tu Amstrad CPC en disquetes de 3 pulgadas, o compartiendo las cintas de ZX Spectrum de Sinclair, o los cartuchos del sistema MSX, que desde Japón se estaba intentado crear un mundo PC similar y abierto, pero dentro de la informática de 8 bits.
Pasados los años tuve la suerte de contactar con personas como José Luis Domínguez, fundador de la mítica empresa Indescomp -el “Steve Jobs” español le llamo- que fundó aquella empresa de cero, apostó por lo que nadie apostaba, logró con artimañas que Alan Michael Sugar le otorgara la distribución en exclusiva para España de los ordenadores británicos Amstrad, y arrasó en el mercado español a mediados de los ochenta con un nuevo concepto: ordenadores de 8 bits de importantes características a precios populares. Hoy en día conversamos él y yo de vez en cuando por Whatsapp e intercambiamos pareceres y proyectos.
Y tuve la suerte también de entablar amistad con Paco Portalo, que cuando terminó la Ingeniería en Electrónica se fue de su Badajoz natal a Madrid para terminar por unirse al mítico pacense Paco Suárez para crear, para Indescomp y José Luis Domínguez, el mítico videojuego de “La Pulga”, “Bugaboo”, “The Flea”, como ustedes prefieran llamarlo. El primer videojuego español de éxito internacional en 1983. Ese año, y con ese videojuego, nació la etapa conocida como “La Edad de Oro del Software Español (1983-1992)” con nombres estelares alrededor como Paco Suárez, Paco Menéndez, Fernando Rada, Camilo Cela, Carlos Granados,.. y un largo etcétera.
Parco Portalo recibió, recientemente, la Medalla de Oro al Mérito de las Bellas Artes de mano de los Reyes de España. Un orgullo ser su amigo. Tanto José Luis Domínguez como Paco Portalo son ejemplos de personas que fueron vitales para la informática clásica en este país, y que hoy debemos recordar y valorar. Hay más, y tuve y tengo la suerte de poder entrar en contacto con algunos de ellos... los pioneros.
Figura 5: Blog Parcela Digital
En el año 2016 empecé un largo camino con mi blog "Parcela Digital" a través del texto (artículos), vídeo (vídeoblogs), y audio (podcasts) en el sentido de compartir “mi amor a la computación clásica” con todo el mundo. Sobre todo con la idea de compartir con las nuevas generaciones que, cuando nacieron, ya existía incluso Internet y nunca pudieron vivir los años setenta, ochenta, y noventa de la informática personal del siglo pasado.
Y el camino fue tan importante para mí que terminó en un libro de 516 páginas titulado “Historia de la informática: El Ordenador Personal”.
Aquellos años fueron únicos, el ambiente era increíble... una especialidad de la ciencia tecnología por explorar que hacía muy poco que había nacido... era otro mundo, otra forma de vivir, y otras necesidades que atender. Todo aquello, ya pasado hace cuatro y cinco décadas, no puede caer en el olvido, y aquellos que lo hemos vivido con intensidad, debemos ser los que hoy en día divulguemos sobre nuestro “amor por la computación clásica”.
1 comentario:
Muy interesante. Como todo lo que escribe sobre informática Manuel, este artículo está lleno de conocimiento y pasión por lo que hace. Tuvimos la gran oportunidad que diera una charla en nuestro instituto pacense IES Castelar el curso pasado y nos deleitó, a alumnos y profesores, con su visión de la historia de la informática, contada de manera amena. Agradecerle siempre su labor y entusiasmo contagioso que realiza a través de la página divulgativa "Parcela Digital" y a través de sus libros y publicaciones como este magnífico artículo.
Juan de Dios Portalo
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